Frases estructuradas en la mente pero que llegan a los labios convertidas en un
nudo. Mezclas de sentimientos que estallan como una tormenta. Montones de
preguntas y dudas que se agolpan retóricamente en mi interior….todo ello
después de una tarde….
Hoy he tenido la fortuna, por
desgracia, de compartir la tarde con una persona increíble.
Por fortuna porque siempre es
agradable estar con ella y por desgracia porque ojalá la situación o el motivo
hubieran sido diferentes.
Una vez más, y ya van muchas
después de tantos años compartiendo experiencias, concretamente 10 si no me
falla la memoria, me ha demostrado la fuerza que tiene. Ella dice que es por la
circunstancia, pero yo creo que es por su naturaleza, aunque seguramente sea un
poco de todo.
Está pasando una situación
difícil, traumática más bien y ahí está al pie del cañón. Con una entereza admirable.
Mantiene la sonrisa cuando otros solo encontrarían lágrimas, lo que la hace
tremendamente adorable.
Optimista desde el primer día y
así será hasta el final, no me queda duda y cuando caiga, que lo hará porque es
muy humana, ahí estaré para sujetarla con tanta fuerza que tenga que invertir
la mínima energía en volver al estado al que nos tiene acostumbrados y seguro
que no estaré sola en ese intento.
Otros no se dan cuenta de su situación,
no valoran que esté ahí, ellos se lo pierden. Jamás tendrán la mitad de
humanidad que tiene ella y eso los convierte en simples caminadores por la vida,
sin más.
Mientras la esperaba he tenido
ocasión de compartir unos minutos observando a unos ancianos a mi lado. Cada
uno en una silla de ruedas frente a unos grandes ventanales, viendo pasar la
vida frente a sus ojos. Y no he podido dejar de preguntarme cuanto no habrán
visto esos ojos, cuantos y cuantos recuerdos tendrán almacenados en su memoria,
y allí estaban ahora, repito, viendo pasar la vida….
Y es en estos casos cuando me
asaltan las dudas sobre la gestión que hacemos de nuestro tiempo. Lo gastamos y
no lo valoramos…como si nos fuera a durar siempre. Tenemos derecho a
malgastarlo? Es nuestro, cierto, pero no creo que sea justo, por muchas
personas, que no hagamos el uso racional para el que nos ha sido concedido.
Porque no usar más los besos, los
abrazos, los te quiero, una simple caricia…nos avergüenza? Damos por hecho que los damos lo saben? Y de
golpe llega un día que todo eso se acaba. Se nos cortan, a veces demasiado
pronto o demasiado injustamente todas esas posibilidades.
Sabemos la lección, la conocemos,
sacaríamos un 10 en teoría de vida….pero en la práctica, suspendemos de calle.
Y no quiero que este escrito sea
de tristeza sino de una oda a la suerte de tener personas que te recuerden cada
día porque merece la pena la vida. Personas a la que poder decir cada día lo
mucho que les necesitas, aunque no lo demostremos.
Hoy amiga, me has vuelto a poner
la piel de gallina, eres grande, muy grande y te quiero siempre a mi lado. Esta
es sin duda la batalla más dura que nos ha tocado pelear juntas pero también la
superaremos, dentro de lo posible.
Y recuerda cuidarte.
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