Cada año sigo con interés los premios Nóbel. Es una manera de estar al día con las últimas novedades en diferentes campos. Un reconocimiento para todos aquellos que difícilmente ven sus esfuerzos compensados. Hablo sobre todo de los premios de ciencia, que son los que más de cerca vivo, Medicina, Física y Química. Por que sé lo que cuesta que cualquier pequeño avance tenga la repercusión pública que merece y por que sé la cantidad de horas y horas de trabajo que hay invertidas detrás de todo proyecto. Este año he de celebrar que, por cuarta vez en su historia, el Nóbel de Química haya recaído en una mujer. No por nada en especial, sino por que el mundo científico está llenos de investigadoras que poco apoco van asumiendo cargos en la dirección de proyectos, vetados por diferentes circunstancias hasta hace poco para nosotras.
Los miembros del jurado, cada año tienen un duro papel. Los avances tecnológicos ponen el listón cada vez más alto en el campo de la investigación y seguro que el que finalmente consigue el premio, no es mejor que el que haya quedado segundo o tercero, pero como con todo, siempre tiene que haber un ganador.
Este año, sin embargo, no consigo salir de mi asombro por el ganador del Premio Nóbel de la Paz, que ha ido a parar al presidente de los EE.UU., Obama.
No entiendo los méritos que este hombre ha hecho todavía para ser distinguido con este galardón. Había otros candidatos mucho más merecedores de este premio que no él.
En las distintas redes sociales y a través de su propia Fundación, se estaban recogiendo firmas para que recayera en la Fundación Vicente Ferrer, de la que no voy ahora a explicar el por que SI se lo merece por que es por todos conocido. Otro debate sería el ver por que la labor de muchos años de trabajo de este GRAN español ha sido ignorada por el jurado de los premios.
Realmente es una decisión que no sé si algún día llegaré a entender. El caso es que me han defraudado con la concesión de este premio.
Quizá algún día Obama pueda ser merecedor de el, cualidades no creo que le falten, pero ahora mismo no tiene ningún mérito. Como honradamente el mismo ha declarado al confesar que no entiende por que le han escogido.
Hace un año no le conocía nadie y ahora ya es Premio Nóbel de la Paz.
Sin duda, y bajo mi punto de vista, un error.
Los miembros del jurado, cada año tienen un duro papel. Los avances tecnológicos ponen el listón cada vez más alto en el campo de la investigación y seguro que el que finalmente consigue el premio, no es mejor que el que haya quedado segundo o tercero, pero como con todo, siempre tiene que haber un ganador.
Este año, sin embargo, no consigo salir de mi asombro por el ganador del Premio Nóbel de la Paz, que ha ido a parar al presidente de los EE.UU., Obama.
No entiendo los méritos que este hombre ha hecho todavía para ser distinguido con este galardón. Había otros candidatos mucho más merecedores de este premio que no él.
En las distintas redes sociales y a través de su propia Fundación, se estaban recogiendo firmas para que recayera en la Fundación Vicente Ferrer, de la que no voy ahora a explicar el por que SI se lo merece por que es por todos conocido. Otro debate sería el ver por que la labor de muchos años de trabajo de este GRAN español ha sido ignorada por el jurado de los premios.
Realmente es una decisión que no sé si algún día llegaré a entender. El caso es que me han defraudado con la concesión de este premio.
Quizá algún día Obama pueda ser merecedor de el, cualidades no creo que le falten, pero ahora mismo no tiene ningún mérito. Como honradamente el mismo ha declarado al confesar que no entiende por que le han escogido.
Hace un año no le conocía nadie y ahora ya es Premio Nóbel de la Paz.
Sin duda, y bajo mi punto de vista, un error.
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