Tenías razón. Yo, con solo 16 años y aún cuando la mayoría de mis compañeros de clase no sabían en que iban a invertir los próximos años de su vida, tenía muy claro que mi futuro pasaba por la ciencia. Me costaba entender que utilidad podía darle a una asignatura como la de filosofía. Invertiste mucho tiempo en explicármelo.. Se me hacía difícil verte disfrutar con las lecturas de aquellos diálogos que a mi se me hacían tan cuesta arriba. El principio del fin de mi animadversión llegó ante el primer texto que debía entregar comentado. Los días pasaban y no había trabajado una línea, acercándose peligrosamente la fecha límite de entrega. Ante esta impotencia me fui a ver a Manuel, el profesor de la asignatura. Con gran paciencia, aquel hombre escuchó todos los argumentos que yo le daba y por los cuales aquel texto se me hacía tan difícil de comentar y lo que a mi me producía la lectura de lo que el autor había llamado “mito de la caverna”. Al acabar mi exposición, las únicas palabras que Manuel pronunció fueron: “Si eres capaz de plasmar en un papel todo lo que me has explicado, te pongo un diez”. Y así lo hice. La lección de la filosofía estaba aprendida, así como el objetivo que el hombre pretendía con su enseñanza, que iba mucho más allá de aprenderse de carrerilla las ideas que unos pocos habían tenido a lo largo de su vida.
A la filosofía y ti que me has educado, os debo el tener la capacidad de expresar mis propias ideas, de analizarlas y decirlas exactamente como las quiero decir.
No he tolerado nunca, no lo tolero, ni toleraré en el futuro que nadie ponga en mi boca palabras que yo no he dicho. Todos deberíamos hacer lo mismo y hacer prevalecer la capacidad de razonar que nos hace diferentes al resto de las especies.
No creo que al señor Descartes, le importara que acabe mi escrito modificando una de sus frases más universales, por que esa era solo suya. Yo concluyo, existo luego déjenme que siga pensando por mi misma y hagan el favor de no hablar por mi. Afortunadamente, hasta el momento no lo he necesitado. Gracias
A la filosofía y ti que me has educado, os debo el tener la capacidad de expresar mis propias ideas, de analizarlas y decirlas exactamente como las quiero decir.
No he tolerado nunca, no lo tolero, ni toleraré en el futuro que nadie ponga en mi boca palabras que yo no he dicho. Todos deberíamos hacer lo mismo y hacer prevalecer la capacidad de razonar que nos hace diferentes al resto de las especies.
No creo que al señor Descartes, le importara que acabe mi escrito modificando una de sus frases más universales, por que esa era solo suya. Yo concluyo, existo luego déjenme que siga pensando por mi misma y hagan el favor de no hablar por mi. Afortunadamente, hasta el momento no lo he necesitado. Gracias
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