El universo está en continuo cambio. En esta época, estamos viviendo la tan anunciada conjunción interplanetaria que se nos prometía muy felices y lo único que nos está trayendo es quebraderos de cabeza. España está al revés. No hay más que echar un vistazo a nuestro alrededor. Cada mes se convierte en un nuevo record histórico en las cifras del paro. Las jubilaciones peligran y para ello lo mejor que se les ocurre es alargar la vida laboral, de los de siempre claro. Las pensiones a pesar de aumentar suponen menos euros. Unas matemáticas innovadoras y difíciles de explicar a nuestros mayores. Luego se les queda cara de bobos al recibir la carta del ministro Corbacho donde les dice que “Gracias a su esfuerzo han conseguido no solo mantener sus pensiones sino que aumentárselas para mejorar su calidad de vida, en seis euros”, Seguro debe tratarse de un “error” que no les anuncien en la misma carta que con la subida del IRPF van a cobrar menos…Medidas estas que no causan más que vergüenza y muestran la desfachatez y cara dura de quien las propone.
En la Llagosta, sin saberlo hemos estado a punto de asistir a una revolución cósmica hasta ahora nunca vista.
Habría estado bien que hubiera coincidido con esta conjunción planetaria. Pero no sé si para bien o para mal, de momento no ha podido ser.
Lástima que algunos actores no estuvieran a la altura de la obra. Lo que si ha quedado claro es que para ver ficción no es necesario ir únicamente al centro cultural, que también. Lo que no se puede pretender es que te tomen el pelo y hagas como si no te hubieras dado cuenta.
Es triste comprobar que se pueda frivolizar con algo realmente muy bueno y por el contrario se haga comedia. A lo mejor es que igual no se le concede el valor que ello tiene o no se cree en lo que se hace. Una vez levantado el telón, que comience el espectáculo.
Hace escasamente tres años decidí dedicar una parte de mi vida a la política. Este poco tiempo aún me permite ver las acciones a una cierta distancia y analizarlas desde dos perspectivas. La de la ciudadana que hace dos días comentaba desde fuera y otra a través de la visión que ofrece el estar dentro. Estoy en todo momento hablando de la política municipal, a otras alturas desconozco los entresijos. Lo que si tengo claro es que esta política requiere mucho trabajo y es un esfuerzo que reconocer a todos los implicados, en todos los bandos. Por eso, por sentirme parte implicada, no puedo evitar que haya comentarios que molesten como aquel de “la política es muy marrana”. No hay nada con lo que pueda estar más en contra. Es como prohibir internet porque es malo. No, la política no es marrana, la hace marrana el que hace mal uso de ella. La política se me está descubriendo como un mundo donde aprender continuamente y donde poder hacer cosas por mejorar. Por eso, no me arrepiento de esa decisión que tomé un día.
También hay que reconocer que ni unos son tan buenos, ni los otros son tan malos. El equipo de gobierno se equivoca, ¿y qué? No estaría mal reconocerlo. Algunos, con muy buen criterio, ya lo hacen a veces, imagino que por eso les sigo respetando. Lo que a uno le puede parecer muy bueno a alguien le puede parecer menos bueno. La oposición tampoco es esa mosca cojonera que no hace más que tocar las narices. No es el demonio que todo lo hace mal. También piensa, también propone y por supuesto, también se equivoca ¿y qué?. No lleva a ninguna parte el demonizar a una de las dos partes. Es más, creo que ni siquiera es positivo crear barreras.
A lo que no acabo de acostumbrarme, y no creo que lo haga nunca, es a la manipulación. Nada me impide reconocer lo que está bien y lo que está mal y me tengo que atener a las opiniones que cada uno tenga. Pero las generalizaciones no son buenas. No se puede hablar de “políticos buenos” o “políticos malos”. Uno gestiona de la manera que mejor considera. Y otro es libre de opinar sobre esa gestión. Faltaría más. Ello no constituye una maldad.
Cuando se cierre el telón y las luces se apaguen espero haber podido hacer algo bien, haber opinado y haberme equivocado, no una vez, seguramente muchas. Pero sobretodo me llevaré una experiencia, a pesar de todo, positiva. Afortunadamente.
En la Llagosta, sin saberlo hemos estado a punto de asistir a una revolución cósmica hasta ahora nunca vista.
Habría estado bien que hubiera coincidido con esta conjunción planetaria. Pero no sé si para bien o para mal, de momento no ha podido ser.
Lástima que algunos actores no estuvieran a la altura de la obra. Lo que si ha quedado claro es que para ver ficción no es necesario ir únicamente al centro cultural, que también. Lo que no se puede pretender es que te tomen el pelo y hagas como si no te hubieras dado cuenta.
Es triste comprobar que se pueda frivolizar con algo realmente muy bueno y por el contrario se haga comedia. A lo mejor es que igual no se le concede el valor que ello tiene o no se cree en lo que se hace. Una vez levantado el telón, que comience el espectáculo.
Hace escasamente tres años decidí dedicar una parte de mi vida a la política. Este poco tiempo aún me permite ver las acciones a una cierta distancia y analizarlas desde dos perspectivas. La de la ciudadana que hace dos días comentaba desde fuera y otra a través de la visión que ofrece el estar dentro. Estoy en todo momento hablando de la política municipal, a otras alturas desconozco los entresijos. Lo que si tengo claro es que esta política requiere mucho trabajo y es un esfuerzo que reconocer a todos los implicados, en todos los bandos. Por eso, por sentirme parte implicada, no puedo evitar que haya comentarios que molesten como aquel de “la política es muy marrana”. No hay nada con lo que pueda estar más en contra. Es como prohibir internet porque es malo. No, la política no es marrana, la hace marrana el que hace mal uso de ella. La política se me está descubriendo como un mundo donde aprender continuamente y donde poder hacer cosas por mejorar. Por eso, no me arrepiento de esa decisión que tomé un día.
También hay que reconocer que ni unos son tan buenos, ni los otros son tan malos. El equipo de gobierno se equivoca, ¿y qué? No estaría mal reconocerlo. Algunos, con muy buen criterio, ya lo hacen a veces, imagino que por eso les sigo respetando. Lo que a uno le puede parecer muy bueno a alguien le puede parecer menos bueno. La oposición tampoco es esa mosca cojonera que no hace más que tocar las narices. No es el demonio que todo lo hace mal. También piensa, también propone y por supuesto, también se equivoca ¿y qué?. No lleva a ninguna parte el demonizar a una de las dos partes. Es más, creo que ni siquiera es positivo crear barreras.
A lo que no acabo de acostumbrarme, y no creo que lo haga nunca, es a la manipulación. Nada me impide reconocer lo que está bien y lo que está mal y me tengo que atener a las opiniones que cada uno tenga. Pero las generalizaciones no son buenas. No se puede hablar de “políticos buenos” o “políticos malos”. Uno gestiona de la manera que mejor considera. Y otro es libre de opinar sobre esa gestión. Faltaría más. Ello no constituye una maldad.
Cuando se cierre el telón y las luces se apaguen espero haber podido hacer algo bien, haber opinado y haberme equivocado, no una vez, seguramente muchas. Pero sobretodo me llevaré una experiencia, a pesar de todo, positiva. Afortunadamente.
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