Hace ya unos meses leí un
artículo de la periodista Ángeles Caso titulado “Lo que quiero ahora”. Este,
junto a otro de Arturo Pérez-Reverte, “Nadie dijo que fuera fácil”, son mis
artículos de cabecera, aquellos a cuya lectura recurro cuando quiero recordar
las bondades de mi vida, de lo bueno que me rodea y cuando necesito revivir las
reflexiones a las que me condujeron tras la primera lectura. Dos artículos de
los que, obviamente, recomiendo su
lectura.
Y aprovechando la línea de la
Caso, en este momento en el que me encuentro yo, me atrevo a asegurar que también
sé lo que quiero ahora ¿y por qué ahora? ¿y por qué no? Puede parecer extraño
que necesite que unas letras me recuerden todo lo bueno que tengo alrededor o
los sacrificios que me ha costado, a mi o a mis padres, conseguir lo poquito, o
lo mucho según se mire (sin referirme a cosas materiales), que tengo en la vida
pero siempre me he quejado de que vivo en una sociedad en la que me come el día
a día, en la que pierdo fácilmente la perspectiva de las diferentes situaciones
dando importancia a circunstancias que en otro momento me producirían risa o
simplemente ignoraría pero a veces, resulta difícil separar el trabajo, las
críticas o los comentarios y dejarlos a parte para evitar que influyan en mi
manera de pensar o sean una causa de mis acciones.
Pero esto está cambiando, en los
últimos meses me he vuelto más autocrítica respecto a mi manera de empatizar
con lo que me rodea, he aprendido a diferenciar lo que es importante de lo que
no. Se podría decir que me he vuelto más egoísta.
Y sin miedo a equivocarme y
mirando la vida en perspectiva, puedo decir que soy feliz. Feliz con las
vicisitudes del día a día en el trabajo, con aquellas que te depara la vida
(que no son pocas), con las discusiones, con los dolores de cabeza pero también
con los buenos momentos que paso con mis amigos, con mi familia, con la lectura
de un libro o disfrutando de un paseo, con una llamada de teléfono lejana, con
un buen debate o una simple película. Tengo al lado a quien quiere estar. Y es
que es la suma de todas esas pequeñas grandes cosas hacen que me empeñe en ver la
vida como una oportunidad única de conocer gente interesante, gente que aporta
riqueza interior, gente que me hace sonreír y sentirme afortunada. De conocer
lugares, lejanos o cercanos y disfrutarlos. Agradezco la oportunidad inmensa
que se me ha dado de conocer a un pueblo increíble, el saharaui, que tantas y
tantas satisfacciones me da, al que tanto debo y que cada año hacen que pase
una época llena de ilusión imaginando el reencuentro.
Y todo ello no es sin esfuerzo,
pero cada día me cuesta menos relativizar.
En definitiva, bastante
complicada es la vida para que nosotros nos la compliquemos más y todo es tan
difícil como nosotros lo queramos hacer, al final todo pasa y sólo nos quedan
los buenos recuerdos.
Así que lo que quiero ahora es
seguir disfrutando de la vida con todos sus beneficios, de los problemas ya me
encargaré cuando vayan surgiendo.
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