No puedo decir cuando fue el
momento exacto o en que instante sucedió, qué hecho pudo ocasionarlo o en qué
he sido diferente y a pesar de todo, me gustaría saber cuándo dejé de ser
ciudadana para ser simplemente política.
Cuando hace ya algún tiempo me
ofrecieron formar parte de un grupo político de manera activa llevaba ya muchos
años colaborando con diferentes entidades de la Llagosta y creo que fue precisamente
mi activismo lo que llamó la atención de algunos grupos políticos y a la vez
fue lo que me llevó a aceptar el ofrecimiento de aquel que se acercaba más a
mis ideales.
Para una persona comprometida
como yo, se me brindó la oportunidad de poder hacer algo de verdad, de poder
pasar de la simple opinión a la toma de decisiones, de no saber el por qué de
las cosas a ver las opciones.
Ha sido un camino difícil, pero
lo volvería a hacer. Quizá soy masoca o
demasiado responsable. He aprendido el funcionamiento del gobierno desde
dentro, de leyes, de administración pública y sobre todo he aprendido de
personas.
Sobre todo de esto último. De
repente pasé de ser una persona activa, comprometida, con ideas, con opinión
propia a ser simplemente política, sin más. Mi opinión dejó de tener valor, se
ha visto con malos ojos que participara en según qué actos y se me ha vetado a
participar en otros. Todo esto me lleva a cuestionarme que ni la propia
sociedad sabe qué clase de políticos quiere, porque cuando llega alguien sin
ningún otro ánimo que el de colaborar y aportar se le machaca hasta el límite,
no se le escucha y se le critica hasta la saciedad. De repente cualquier
opinión que puedas tener se ve acusada de ser interesada o partidista.
Exactamente la misma opinión que hace un tiempo era válida. De repente cualquier opinión tiene una contrarréplica
por definición, tenga sentido o no.
Hace ya algún tiempo una persona, que fue un político importante en este pueblo, me dijo que si alguien te critica
todo, todo lo que haces, sólo puede ser por dos cosas: o porque tenía algún
beneficio que le has quitado o porque lo quiere y no se lo das.
De todo se aprende, de todo.
Yo ya lo he probado, y mi familia
también porque es cierto que me llevo muchas cosas: muchas horas perdidas de
sueño, muchos dolores de cabeza, muchas horas invertidas, muchas horas de
reuniones, muchas horas de decisiones,
etc etc etc
Y he de agradecer a mi familia su
paciencia para aguantar mi malhumor, mis ganas de llegar a casa y sentarme sin
decir una palabra, de tantas películas en el cine perdidas, de tantos paseos no
dados, de tantas horas delante de un ordenador…
Pero vuelvo a decir que no me
arrepiento, volvería a tomar la misma decisión.
Porque también han habido momentos muy buenos, momentos de mucha satisfacción
personal y he tenido la oportunidad de conocer personas maravillosas con un grado de
compromiso muy elevado, inconformistas de vocación. Pero ahora
que ya lo he probado, invitaría a cualquiera a intentarlo, a salir de detrás de
la pantalla de un ordenador y pasar al lado activo, a ese que casi nadie quiere
pasar porque lo más fácil es criticar desde atrás, no mojarse en las
decisiones, no participar.
Hoy, justamente, he leído el
último artículo de Pérez-Reverte donde habla de que los intelectuales, ni están
ni se les espera y pienso que no puede tener más razón, ¿como van a estar si
todo es criticable? ¿Cuándo se van a decidir a dar el salto?
Cierto es que la política deja
mucho que desear, pero la sociedad también debe aprender a diferenciar entre
aquellos que están por estar y los que están por realmente construir algo
mejor. A los primeros les resbalará cualquier opinión mientras su interés
esté a salvo. A los segundos se les
relegará a una especie de decepción controlada por no entender que está pasando.
Mientras esto no se solucione, seguirán
ganando los de siempre y al resto nos tocará jodernos.
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