Vaya por delante que soy gran aficionada y seguidora de este deporte, que me enrollo la bufanda al cuello cada fin de semana cuando juega mi equipo. Eso sí, reconozco que ya no me quedo afónica después de cada encuentro (salvo casos excepcionales), seguro que sabréis perdonarme. Llega un momento en que después de tus 90 minutos de sufrimiento y gritos, ves como ellos deportivamente se dan la mano e incluso habrán los que se vayan a cenar juntos (cosa que es de lo más deportivo del mundo) y entonces te das cuenta de que no vale la pena tanto desgaste.
El caso es que empezamos el 2009 con la primera semana cargada de partidos, casi a encuentro diario (cuando no hay más de uno). Claro, es la Copa del rey. Trofeo por excelencia. Cuando no, se trata de la Liga. Todos los telediarios del fin de semana no hablan de otra cosa. Hacemos un pequeño repaso por nuestro país, dos apuntes del resto del mundo y los Deportes. ¿Qué nos importa todo lo demás? Que sube la luz, lo decimos rápido. Que sube el transporte público, ehem. Que sube el agua...Bueno pero el gas baja, no a la misma proporción que lo hace el petróleo pero no nos podemos quejar.
Quiero apelar al sentido común pero a veces pienso que con las diferentes programaciones televisivas intentan idiotizarnos, sumirnos en un estado continuo de ignorancia, en cuanto a problemática real se refiere. Hay miles de puestos de trabajo en juego, las divisas no dejan de oscilar y los sueldos no aumentan en la misma proporción en que lo hace la vida, medio mundo está en guerra con el otro medio y los que deben poner remedio no se ponen de acuerdo ni entre ellos mismos, etc.
Es hora de que se enteren que el pueblo hace tiempo dejó de conformarse con el circo y el pan. Que no valen las promesas de dar, dar y dar cuando no es tanto dar ni tanta cantidad ni nuestro precio debe ser tan barato ni exclusivamente monetario . Es hora de ser valientes y llamar a las cosas por su nombre. De llevar a cabo acciones reales sin hipotecar el futuro. De tomar las decisiones adecuadas para superar esta situación, sin engaños ni artimañas demagógicas. En definitiva de hacer buena política.
Pero por suerte para entretenernos, mientras ellos juegan a sus cábalas, mientras deciden que hacer, mientras marean la perdiz, mientras piensan cual es la siguiente para despistarnos, siempre les quedará el fútbol.
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