Hoy hace justo un año que tomé la decisión de empezar a escribir en un blog y abrí el mío propio. Entonces, se me hacía raro creer que hubiera alguien ahí fuera a quien le pudiera interesar lo que yo pensara, o que le interesara leer lo que yo escribía, aunque ambas cosas fueran por curiosidad. Lo que ha sucedido realmente era imposible de imaginar. El número de visitas recibidas ha sido mareante y agradezco cada una de ellas.
Han sido 64 entradas, 64 ideas y momentos dibujados en unas líneas, unas más acertadas que otras. Unas escritas desde el corazón y otras con la cabeza. Unas dedicadas a personas concretas y otras en general. En unas se ha malinterpretado el mensaje y en otras ha llegado alto y claro. Lo que todas tienen en común es que siempre han transmitido mi pensamiento y mi sentir en cada una de las circunstancias en las que me senté, a veces delante del ordenador otras veces con un trozo de papel, a plasmar lo que me provocaba en ese momento.
Me gusta que haya comentarios pero a raíz de verme en la obligación de eliminar un anónimo insultante, no hacia mi persona directamente, y faltando descaradamente a la verdad (la verdad siempre es demostrable) me planteé la posibilidad de no dejar opinar. No lo he hecho por varias razones, a pesar de la insistencia de las personas que bien me quieren. La primera es que va en contra de mis principios. Que al igual que me gusta opinar, me gusta escuchar, en este caso leer, la opinión de otros y si es diferente de la mía, mejor. La segunda es la cantidad de correos y personas, a algunos los conozco y a otros no, sus correos me han llegado de manera también anónima a través del blog, pidiéndome, que por culpa de un solo comentario no les prohibiera el poder opinar, que en todo caso los filtrara, que no hiciera oídos. Además, me guste o no, mi situación es la que es y debo estar ahí para las duras y las menos duras. Finalmente valoré la posibilidad de moderarlos y me pareció una opción más que razonable y no por el hecho de moderar me considero una censora en absoluto, esta es una herramienta que ofrece el blog para poder defenderte de los ataques infundados, de los que confunden libertad con libertinaje, sin perjudicar al resto que quieren opinar. Hay quien me ha llamado incoherente por esto, pero si esto es una incoherencia, entonces debería admitir que quizá es que lo soy…He aprendido que la coherencia o la incoherencia son hechos subjetivos a la consideración individual de quien la manifiesta.
Debo decir que el tiempo ha dado la razón a los que me pedían poder participar. No he vuelto a eliminar un solo comentario más, ni siquiera los que criticaban. La crítica es sana y además constructiva, nos hace fuertes y nos puede ayudar a entender que en ocasiones podemos estar equivocados y ver las cosas de otra manera (otro motivo para que alguien lo considerara incoherencia). Otros me han escrito pidiéndome que no publicara su comentario, simplemente querían hacerme reflexionar sobre algo o expresar su opinión de manera privada. También han sido respetados.
El resto de anónimos han sido siempre publicados. Confío en las personas y debo agradeceros a vosotros que participáis el buen uso que hacéis de ella. No soy malpensada por naturaleza así que no tiendo a pensar que el hecho de poder opinar de manera anónima va a ser para recibir insultos y ataques, mi tranquilidad de conciencia me lo permite. Por otro lado, no sé qué razones concretas pueden llevar a cada uno a opinar de manera anónima, quizá sea simplemente miedo escénico. Nunca me he planteado el averiguar de dónde venía cada anónimo, o con qué intención, ese sin vivir me impediría seguir escribiendo con libertad, el comentario viene y punto y debo agradecer cada vez que alguien se ha tomado la molestia de escribir un comentario y enviármelo. No me importa tanto de quien viene sino lo que dice, que es lo importante en este caso. Una sola vez me hubiera gustado averiguar quién era un anónimo que dejó un mensaje fantástico, únicamente para poderle agradecer sus palabras. Si aún me sigues leyendo, seguro que sabrás que hablo de ti y quiero que sepas que sigue en pie mi abrazo virtual y que muchas veces he recordado tus palabras sobre las luces.
Para finalizar pedir disculpas si algo de lo que he escrito ha ofendido a alguien, no era mi intención. A veces es difícil escribir las ideas con la misma claridad con que se piensan. Mi oficio no es el de escritora, aunque me guste hacerlo.
Muchas cosas han pasado en este último año, otras muchas han cambiado. Muchos temas han quedado en el tintero. Es imposible escribir sobre todo lo que a uno le viene en la cabeza.
Os dedico este primer año de blog a todos los que en el participáis, bien leyéndolo, bien escribiendo y gracias a todos aquellos que en múltiples ocasiones, de viva voz me hacéis referencia a él.
Han sido 64 entradas, 64 ideas y momentos dibujados en unas líneas, unas más acertadas que otras. Unas escritas desde el corazón y otras con la cabeza. Unas dedicadas a personas concretas y otras en general. En unas se ha malinterpretado el mensaje y en otras ha llegado alto y claro. Lo que todas tienen en común es que siempre han transmitido mi pensamiento y mi sentir en cada una de las circunstancias en las que me senté, a veces delante del ordenador otras veces con un trozo de papel, a plasmar lo que me provocaba en ese momento.
Me gusta que haya comentarios pero a raíz de verme en la obligación de eliminar un anónimo insultante, no hacia mi persona directamente, y faltando descaradamente a la verdad (la verdad siempre es demostrable) me planteé la posibilidad de no dejar opinar. No lo he hecho por varias razones, a pesar de la insistencia de las personas que bien me quieren. La primera es que va en contra de mis principios. Que al igual que me gusta opinar, me gusta escuchar, en este caso leer, la opinión de otros y si es diferente de la mía, mejor. La segunda es la cantidad de correos y personas, a algunos los conozco y a otros no, sus correos me han llegado de manera también anónima a través del blog, pidiéndome, que por culpa de un solo comentario no les prohibiera el poder opinar, que en todo caso los filtrara, que no hiciera oídos. Además, me guste o no, mi situación es la que es y debo estar ahí para las duras y las menos duras. Finalmente valoré la posibilidad de moderarlos y me pareció una opción más que razonable y no por el hecho de moderar me considero una censora en absoluto, esta es una herramienta que ofrece el blog para poder defenderte de los ataques infundados, de los que confunden libertad con libertinaje, sin perjudicar al resto que quieren opinar. Hay quien me ha llamado incoherente por esto, pero si esto es una incoherencia, entonces debería admitir que quizá es que lo soy…He aprendido que la coherencia o la incoherencia son hechos subjetivos a la consideración individual de quien la manifiesta.
Debo decir que el tiempo ha dado la razón a los que me pedían poder participar. No he vuelto a eliminar un solo comentario más, ni siquiera los que criticaban. La crítica es sana y además constructiva, nos hace fuertes y nos puede ayudar a entender que en ocasiones podemos estar equivocados y ver las cosas de otra manera (otro motivo para que alguien lo considerara incoherencia). Otros me han escrito pidiéndome que no publicara su comentario, simplemente querían hacerme reflexionar sobre algo o expresar su opinión de manera privada. También han sido respetados.
El resto de anónimos han sido siempre publicados. Confío en las personas y debo agradeceros a vosotros que participáis el buen uso que hacéis de ella. No soy malpensada por naturaleza así que no tiendo a pensar que el hecho de poder opinar de manera anónima va a ser para recibir insultos y ataques, mi tranquilidad de conciencia me lo permite. Por otro lado, no sé qué razones concretas pueden llevar a cada uno a opinar de manera anónima, quizá sea simplemente miedo escénico. Nunca me he planteado el averiguar de dónde venía cada anónimo, o con qué intención, ese sin vivir me impediría seguir escribiendo con libertad, el comentario viene y punto y debo agradecer cada vez que alguien se ha tomado la molestia de escribir un comentario y enviármelo. No me importa tanto de quien viene sino lo que dice, que es lo importante en este caso. Una sola vez me hubiera gustado averiguar quién era un anónimo que dejó un mensaje fantástico, únicamente para poderle agradecer sus palabras. Si aún me sigues leyendo, seguro que sabrás que hablo de ti y quiero que sepas que sigue en pie mi abrazo virtual y que muchas veces he recordado tus palabras sobre las luces.
Para finalizar pedir disculpas si algo de lo que he escrito ha ofendido a alguien, no era mi intención. A veces es difícil escribir las ideas con la misma claridad con que se piensan. Mi oficio no es el de escritora, aunque me guste hacerlo.
Muchas cosas han pasado en este último año, otras muchas han cambiado. Muchos temas han quedado en el tintero. Es imposible escribir sobre todo lo que a uno le viene en la cabeza.
Os dedico este primer año de blog a todos los que en el participáis, bien leyéndolo, bien escribiendo y gracias a todos aquellos que en múltiples ocasiones, de viva voz me hacéis referencia a él.
Felicidades Marta, por continuar expresando tus ideas y tu forma de ser en tu blog, pese a que algunos intentaron con sus criticas apagarte, continuas expresando, sintiendo, pensando y eso en nuestra sociedad de los miedos y de la censura es algo muy valioso.
ResponderEliminarFelicitats Marta