Afortunadamente, y espero que por muchos años más, aún tengo ocasión de escuchar las historias que mi abuela explica de su juventud. De la sociedad de entonces, de las costumbres, de las ideas. Escuchándola, a veces pienso que ha sido una adelantada de su época. A pesar de las inconveniencias y las críticas de otras mujeres, se preocupó por aprender a leer y escribir. Quería valerse por si misma en un mundo sin duda pensado por y para los hombres. Leía libros a escondidas para que otros no la vieran. Se guardaba muy mucho sus opiniones y sin duda lloró la muerte de Lorca. Por nacimiento le tocó de cerca.
Ahora, 80 años después la historia ha cambiado. Ahora las universidades están llenas de mujeres. Podemos optar a puestos de trabajo que antes eran impensables para nosotras, no por capacidad sino por costumbre de la sociedad. Lo que teníamos que demostrar ya se ha demostrado.
Pero flaco favor nos hacen algunas organizaciones feministas con el beneplácito del ministerio de igualdad (o desigualdad). Quiero dejar claro que yo no me siento en absoluto representada por esos organismos. Si analizamos las veces que salen en los medios de comunicación nos damos cuenta de que siempre es por que se les ha ocurrido la estupidez de cambiar el género (las palabras si tienen género, no la violencia) de alguna palabra, de incluir la palabra madres cuando hablamos de padres y así infinidad de cosas absurdas que tapan lo que realmente es importante.
Cuanto más hablemos de igualdad en esos términos más lejos estaremos de conseguirla.
El mundo ha evolucionado en la inclusión de la mujer en puestos de alto mando en todos los campos. Entre los ejemplos más conocidos están en los EEUU, primero con Condolenzza Rice y ahora con Hillary Clinton, en Alemania con Angela Merkel.
Mientras, nosotros seguimos en debates absurdos que no hacen más que servir de burla. Me pregunto a caso si una diputada del parlamento no se siente aludida cuando la presidencia habla de miembros y se debe hacer la mención de miembras, a la vez los diputados de las últimas filas y los que escuchan el discurso por la radio o lo ven en la TV se desternillan de la risa. Puede hablarse de que es políticamente correcto pero a mi esto me parece políticamente estúpido.
Escucho asombrada en la radio, esta misma mañana, a una conocidísima periodista realizar una encuesta en directo sobre la igualdad y las preguntas que realiza se refrieren sólo al ámbito doméstico. La igualdad en España se limita al debate de compartir las tareas domésticas, cuando la solución de esto está única y exclusivamente en manos de la mujer.¿Cuántas permiten que sus hijos se hagan la cama, recojan su ropa, pongan la mesa o frieguen los platos? Ya desde pequeños nosotras mismas marcamos la diferencia entre hermanos de diferente sexo. Con este tipo de cosas estamos perdiendo la oportunidad de avanzar hacía lo que es realmente importante.
Yo quiero dedicar mi escrito de hoy a todas aquellas personas, mujeres y hombres, que han luchado para que, sin ir más lejos, yo hoy, pueda estar dando aquí mi opinión sin ningún tipo de censura.
Por todas aquellas mujeres que han sabido salir adelante de situaciones totalmente adversas. Para todas aquellas que son capaces de trabajar y llevar adelante su familia sin la más mínima queja.
Y en definitiva por que ya está bien de tener que demostrar de que somos capaces. Basta de debates absurdos y de que nos regalen los oídos. La historia evoluciona y debemos hacerlo con ella pero con sentido común.
Ahora, 80 años después la historia ha cambiado. Ahora las universidades están llenas de mujeres. Podemos optar a puestos de trabajo que antes eran impensables para nosotras, no por capacidad sino por costumbre de la sociedad. Lo que teníamos que demostrar ya se ha demostrado.
Pero flaco favor nos hacen algunas organizaciones feministas con el beneplácito del ministerio de igualdad (o desigualdad). Quiero dejar claro que yo no me siento en absoluto representada por esos organismos. Si analizamos las veces que salen en los medios de comunicación nos damos cuenta de que siempre es por que se les ha ocurrido la estupidez de cambiar el género (las palabras si tienen género, no la violencia) de alguna palabra, de incluir la palabra madres cuando hablamos de padres y así infinidad de cosas absurdas que tapan lo que realmente es importante.
Cuanto más hablemos de igualdad en esos términos más lejos estaremos de conseguirla.
El mundo ha evolucionado en la inclusión de la mujer en puestos de alto mando en todos los campos. Entre los ejemplos más conocidos están en los EEUU, primero con Condolenzza Rice y ahora con Hillary Clinton, en Alemania con Angela Merkel.
Mientras, nosotros seguimos en debates absurdos que no hacen más que servir de burla. Me pregunto a caso si una diputada del parlamento no se siente aludida cuando la presidencia habla de miembros y se debe hacer la mención de miembras, a la vez los diputados de las últimas filas y los que escuchan el discurso por la radio o lo ven en la TV se desternillan de la risa. Puede hablarse de que es políticamente correcto pero a mi esto me parece políticamente estúpido.
Escucho asombrada en la radio, esta misma mañana, a una conocidísima periodista realizar una encuesta en directo sobre la igualdad y las preguntas que realiza se refrieren sólo al ámbito doméstico. La igualdad en España se limita al debate de compartir las tareas domésticas, cuando la solución de esto está única y exclusivamente en manos de la mujer.¿Cuántas permiten que sus hijos se hagan la cama, recojan su ropa, pongan la mesa o frieguen los platos? Ya desde pequeños nosotras mismas marcamos la diferencia entre hermanos de diferente sexo. Con este tipo de cosas estamos perdiendo la oportunidad de avanzar hacía lo que es realmente importante.
Yo quiero dedicar mi escrito de hoy a todas aquellas personas, mujeres y hombres, que han luchado para que, sin ir más lejos, yo hoy, pueda estar dando aquí mi opinión sin ningún tipo de censura.
Por todas aquellas mujeres que han sabido salir adelante de situaciones totalmente adversas. Para todas aquellas que son capaces de trabajar y llevar adelante su familia sin la más mínima queja.
Y en definitiva por que ya está bien de tener que demostrar de que somos capaces. Basta de debates absurdos y de que nos regalen los oídos. La historia evoluciona y debemos hacerlo con ella pero con sentido común.
Afortunadamente somos algunas las que pensamos como tu. Dejémonos de idioteces li nguíticas y luchemos por la igualdad de los sueldos por ejemplo.
ResponderEliminarTe ánimo a continuar así, tienes en mi una fiel segidora y te aseguro que somos más las que estamos contigo.
Gente como tu es necesaria.
un saludo
Inma