domingo, 13 de octubre de 2013

¿Y SI FUERA DIFERENTE?

Vaya por delante la utopía que envuelve este escrito, fruto de la reflexión consecuencia de algunas circunstancias recientes. Se lo quiero dedicar a un gran amigo y mejor persona, inconformista también con esta sociedad y rebelde con causa con el que me he reencontrado esta semana en un sitio al que no nos habría gustado estar a ninguno de los dos, para que se sienta un poquito menos huérfano. Ya tú sabes. Ojalá no volvamos a tardar tanto en fundirnos en otro abrazo.
Está claro, como tristemente he podido comprobar esta semana, que el ser humano tenemos clara la teoría de cuál es la mejor filosofía de vida. Cada vez que alguien cercano se va, todos lamentamos los momentos desaprovechados, hacemos alegoría de nuestra capacidad de afrontar los problemas con madurez y dándoles la importancia relativa que merecen. Nos prometemos a nosotros mismos no volver a incurrir en discusiones que no nos conduzcan a nada, a pasar más tiempo con la familia, con los amigos y bla bla bla….pero, ¿durante cuánto tiempo somos capaces de cumplirlo? ¿Hasta la próxima desgracia que nos vuelva a recordar lo mismo? ¿Qué es lo que hace que no seamos capaces de cumplirlo? ¿La sociedad? ¿Qué sociedad? ¿Quién es esa sociedad que nos obliga a hacer cosas que no queremos? Son muchas preguntas para seguir debatiendo, pero eso puede ser objeto de otro escrito.
Ahora voy a imaginar, que “la sociedad” no es tan mala como la pintan y que los que estamos tenemos fuerza de voluntad suficiente para nadar contra su corriente y me imagino algunas situaciones.
-          Utopía 1: ¿Qué pasaría si en vez de discutir, intercambiáramos opiniones de manera civilizada?
No sé si alguna vez perderemos el ego que nos hace creer que estamos en posesión de la verdad absoluta y que la mayoría de las veces nos tomemos como algo personal que otros puedan pensar distinto. Ojalá dejara de existir el pensamiento único. Habría corrientes de pensadores que podrían sacarnos de muchas situaciones complicadas. Habría más gente inconformista y no habría tantos cojines hundidos en los sillones de casa.
-          Utopía 2: ¿Qué pasaría si no hubiera rencor?
Sentimiento inútil al que sólo se me ocurre aplicarle una frase del sabio refranero español:
el bosque no nos deja ver los árboles.
Entiéndase la metáfora como que tras el escudo ciego del rencor muchas veces nos perdemos lo que hay detrás. Segundas oportunidades muchas veces fueron buenas. Ahí lo dejo.
-          Utopía 3: ¿Qué pasaría si no hubieran prejuicios?
Imagen, actitud, religión, aspecto, ideología, profesión,…atributos todos que per se ya son merecedores de ser juzgados y pobre de aquel que posea alguno de ellos que no pase las normas de la sociedad, una vez más surge esta maldita sociedad. Pero quien es quien marca que es lo correcto o incorrecto, lo normal de lo anormal. ¿Quién tiene esa vara de medir que le confiere esa autoridad?
-          Utopía 4: ¿Qué pasaría si no hubieran tantos jueces?
Y no me refiero a los que imparten las leyes en los tribunales. En cada casa hay un juez. Es esa persona que se cree capaz de juzgar la vida de los demás, llegando a condenar a quien sea sin haberle dirigido una sola palabra nunca. Sin conocer la realidad de cada situación. Es tal el atrevimiento y osadía que en ocasiones hay quien traspasa por tres pueblos la línea de la educación y se atreve a increpar determinadas situaciones totalmente ajenas a su persona e incluso su vida. La finalidad no la encuentro, sí en cambio, muchos adjetivos calificativos.
Y así podría continuar con la utopía 5, 6 ,7 y hasta que se me acabaran las hojas de Word, pero creo que la muestra de utopías dadas es suficientemente significativa para que se capte la idea que me ronda el pensamiento.
Y no es que hoy esté pesimista, en absoluto, los que me conocéis o seguís a través del blog, ya conocéis mi optimismo, es sólo que suelo rebelarme contra lo que creo injusto, contra el conformismo, el chafarderismo y la mala educación.
Sabemos que esta sociedad tiene buenos valores, es solidaria por ejemplo cuando debe serlo, pero también conocemos los defectos que tiene y no hacemos nada por remediarlo.
Me rebelo contra el que se atreve a juzgar sin hacer antes un ejercicio de introspección. Me rebelo contra una sociedad pasiva sin inquietudes.
Me rebelo a que esto siga siendo así y por eso pongo mi granito de arena para cambiar un poquito, por lo menos mi círculo más cercano.
Como dijo uno de los grandes: I have a dream.