sábado, 23 de mayo de 2020

ESTADO DE ALARMA 8

23 de mayo. Un día más en el estado de alarma....
Por fin podemos empezar a ver un poco la luz. El lunes todos estaremos como mínimo en Fase 1. Más libertad de movimiento, reencuentros permitidos, terrazas abiertas....espero de corazón que todo este tiempo que hemos pasado confinados, con negocios cerrados, sin clases, sin transporte, sin cines, sin deporte,... no sea en balde y prime más la razón que las ganas de "volver". Ojalá. Pero no estoy muy segura de que esto vaya a pasar y ojalá, ojalá me equivoque. Mi optimismo me hace mirar con ilusión el futuro cercano. La otra cara de la misma moneda me enfurece, mucho, como cuando en las noticias hablan de las medidas que se están tomando por ejemplo para acudir a las playas. Que si horarios, que si cita previa, que si máximo cuatro horas y tantas personas,...y de pronto alguien a quien le preguntan que le parece todo esto, mirando a cámara, dice riendo que quién le va a controlar el tiempo que ella pasa en la playa...Es ahí cuando me sube la temperatura....Qué quién le va a controlar....qué quién....Debe ser que ella por si sola no es capaz de cumplir con las normas. Debe ser que con según ella piensa, todos necesitamos un policia, o una persona con autoridad, para que nos recuerde lo que tenemos que hacer, como y cuando. Y eso es lo que me rabia. Que no hayamos aprendido nada. O como las imágenes del Barrio de Salamanca. Ni Berlanga en sus mejores invenciones, podría haber imaginado un guión igual. Una vez más la realidad vuelve a superar la ficción. Una realidad alimentada por una parte de la clase política a la que la ciudadanía le importamos una mierda. Por lo menos una ciudadanía. Si le importa esa que saca a la chica del servicio para que le toque la cacerola...Esa es a la que ellos representan. Como si a ellos el virus no les afectara. 
Todos tenemos ganas de volver a nuestros trabajos, de ver a nuestros amigos, de pasear, de ir a la playa, de tomar un helado tranquilamente,...pero de momento no podemos. Punto. No hay más que cuestionar. Nos puede gustar más o menos. Nos pueden parecer medidas más justas o menos, más o menos coherentes, pero son las que hay y creo que la voluntad de todos es poder volver a la normalidad, a la nueva, a la antigua o a la que cada uno decida, cuanto antes.
Esta semana hemos tenido la triste noticia del fallecimiento de Julio Anguita. Recuerdo mis primeros debates políticos allá por los noventa y poco, en el Mito, justo antes de entrar a las clases  de tarde en la facultad. Uno de ellos fue a causa de que le negara la mano a Cristina Almeida delante de las cámaras. Yo lo defendí. Mi amiga Esther lo criticó. Reconozco que nos poníamos pesadas cuando hacíamos un frente común, y a las que no les gustaba la política, las menos, amenazaban con abandonar la partida del kiriki si no cambiábamos de tema. Quién me iba a decir a mi que muchos años después iba a poder aportar mi pequeño granito de arena en la política de manera activa. Una experiencia que me ha servido en muchos sentidos. Aprendí cosas, que aún no he olvidado. Conocí a personas. Desconocí a otras. Pero esto daría para escribir muchas páginas y no viene al caso hoy. Decía que es una pena porque con sus más y con sus menos, con sus aciertos y sus errores fue una persona coherente de principio a fin. Sensato y con sentido común, con ética. Cualidades que tanta falta hacen en las altas esferas. En general, falta humildad y sobra soberbia.
Empezaba diciendo que un día más en el estado de alarma....pero no es un día más. Hoy cumple años uno de mis pilares. Mi padre. Para cada persona su padre es el mejor y para mi no puede ser diferente. Pero decir eso es quedarme corta. Tengo suerte, tenemos suerte. Por su amor incondicional, por sus preocupaciones en demasía, por sus desvelos por nosotros, por mover cielo y tierra...y ahí está cumpliendo años ganándole la batalla a una puta enfermedad. Plantando cara a la vida con optimismo e ilusión. Con riqueza interior, esa que nadie le puede arrebatar. Seguir su ejemplo es difícil. No hay dos como él. Así que no, hoy no es un día más del estado de alarma. 
Por favor, nos guste o no, estemos de acuerdo o no, hagamos caso y cumplamos las normas para poder salir cuanto antes de este estado y poder dar todos los abrazos atrasados, poder tener todos los reencuentros deseados y poder hablar de todo esto en un pasado, del que debemos aprender para no repetir errores.

jueves, 14 de mayo de 2020

ESTADO DE ALARMA 7

Pues aquí seguimos. Hoy hace 2 meses justos desde que se declaró el estado de alarma. 2 meses a los que no podíamos imaginar que llegaríamos al principio de ir contando días de confinamiento,
Parece, sólo parece, que vamos viendo un poco el final de esta situación, porque no queda más remedio que recuperar la normalidad en todos los aspectos, no porque el virus esté controlado.
La humanidad ha salido a lo largo de la historia de pandemias peores, así que de esta también saldremos.
Sobre esa salida llevo unos días pensando y una cosa es lo que me gustaría que pasara y otra la que creo que pasará.
La que me gustaría que pasara es que volviéramos a una normalidad diferente a la que dejamos cuando todo esto empezó. A una normalidad fundamentada en algunas situaciones que ha provocado el estado de confinamiento y que por ende olvidaremos pasados unos meses (siendo muy optimista).
El ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra (no sé en que se basa este refrán pero mi gata aprende de cada situación y no repite en aquello que le ha causado algún problema o trastorno) y como decía que solemos tropezar dos veces, temo que volveremos a retomar hábitos y costumbres que perjudican nuestro entorno.
La población mundial de seres humanos hemos tenido que estar confinados para apreciar notablemente algunos cambios que se han producido a nuestro alrededor, no sólo ya en cuanto a la recuperación de algunos espacios por plantas y animales, sino también en cuanto a algunos aspectos sensitivos: olores o sonidos, a los que nos habíamos acostumbrado y que de pronto han desaparecido para dejar paso a otros.
Por ejemplo: mirar el cielo ahora, es mirar otro cielo (no sé si se me entiende pero solo hay que dedicar unos minutos a observarlo e incluso con los ojos cerrados se percibe ese cambio) ; escuchar el sonido de la noche es escuchar otro sonido (entre el silencio de la ausencia de coches y el de los aviones, es increíble pero es brutal como he notado que no pasan, se escucha toda la fauna que nos rodea y que siempre ha estado ahí, o por lo menos espero que haya estado); el olor del viento, huele diferente, huele a más limpio). Matices, pequeños (o grandes según se mire) cambios que sin duda nos favorecen.
Lo peor de esto es no poder salir a sentirlos en plenitud. No poder ir a la playa y ver como se han recuperado las dunas, ver como aves marinas han recuperado su espacio natural, ver como algunos caminos han sido tomados por algunas flores o hierbas que habían cedido su espacio a nuestro paso...son algunos ejemplos de lo que echo de menos.
No es lo único que echo de menos. Sigo teniendo las mismas ganas de abrazar a la gente que quiero, de compartir momentos y seguir sumando vivencias. Tengo ganas de volver al Nou Estadi y disfrutar (aunque a veces nos haga sufrir) con la gent grana. Tengo ganas de oir los gritos de la Fernanda durante el desayuno de los sábados. Tengo ganas de dar esos largos paseos por la playa con mi compañero de vida y sobretodo de hacer planes con él. Poder decidir donde vamos  y cuando vamos. Aunque sea a dar la vuelta a la manzana. Tengo ganas de ir tachando de la lista todos los cafés que tengo para cuándo las fases nos lo permitan. 
Y aunque hay días mejores y otros "no tan mejores", días en los que la pendiente es muy pronunciada y días en los que parece una bajada, el equilibrio es bueno y no lo estamos llevando tan mal. Hay cosas que me guardo para mi (para nosotros), que hacen que sea así.
En el aspecto político, ojalá la desescalada siga llevando su curso y podamos ir retornando poco a poco. Ojalá la oposición echara una mano al gobierno para facilitarnos las cosas a todos (si, eso es mucho pedir). De todos los protagonistas públicos, me quedo con el que creo que ha estado a la altura desde el principio, el Dr. Simón. Cuando todo esto pase, cuando podamos volver a la nueva normalidad, voy a echarlo de menos, un hombre que me cae simpático que es coherente y que está dando el callo desde el primer día, de manera incansable (aunque a veces su aspecto diga lo contrario). Lo digo en serio, ahora ya me he acostumbrado a sus comparecencias e intento escucharlas. A él y al BOE es a lo único a lo que otorgo toda la credibilidad oficial.
Y así cruzando los dedos para poder ir pasando de fase, dejo mi escrito hoy. Aprovechemos y disfrutemos mientras, los cambios que hay a nuestro alrededor. Y tomemos nota. 2 meses, esperemos que no sea mucho más.

martes, 5 de mayo de 2020

ESTADO DE ALARMA 6

Seguimos sumando días. Ya van 52. Entramos en la octava semana de confinamiento, pero ya hemos empezado la desescalada. Estamos en la fase 0. Empezamos a ver una pequeña salida. Eso sí, la incertidumbre no nos abandona. La ciudadanía va por un lado y la clase política por otro. La ciudadanía (la mayoría, no toda) cumple las normas, hace caso a las recomendaciones de sanidad y los políticos, los de arriba, hacen lo de siempre, discutir entre ellos. Si en una situación como la que tenemos,  no son capaces de apartar las diferencias y trabajar unidos, está claro que nunca lo van a hacer. Esta es la altura de parlamento que tenemos. Mañana se debe votar una nueva prórroga del estado de alarma. Todo parece indicar que solo el gobierno va a votar a favor. No sabemos si se aprobará o no y en caso de que no se apruebe que pasará. Nadie nos ha explicado las consecuencias de que esa nueva prórroga no salga adelante. Pero a ellos, ¿qué les importa? No somos más que meros títeres en sus manos. Ahora no es momento de negociar cuantas vicepresidencias debe tener el gobierno, ni de preguntar que hay de lo mío..,pero eso ellos ya lo deberían saber y si no lo saben, tenemos un gran problema. No es momento de colores, es momento de trabajar. 
Anoche viendo un programa en TV, uno en el que tienen que hacer pruebas por equipos, alguien decidió perjudicar a los suyos para salvarse él. La justificación, simple: "Somos un equipo pero yo estoy por delante de todos". Da para pensar, ¿no os parece? Espero que sus amigos hayan tomado nota.
Ayer también estuve hablando con mi familia saharaui...escuché con tristeza como viven confinados en sus "casas". Ya hay algún caso positivo en Tinduf. Si vivir en medio del desierto ya es difícil de por sí, no puedo imaginar como debe ser vivir confinado. Qué tristeza e impotencia. Espero que cuando el mundo se reponga de esta pandemia, encuentre el momento de resolver estos conflictos que hay repartidos por el mundo....y a pesar de todo, mi amiga, mi hermana, me animaba a mi!! Esto si es una lección de vida. Como siempre cuando hablo con los hijos de las nubes. Como echo de menos esas miradas, las más profundas que he visto nunca.
Estas días también he tenido momentos para la esperanza, pequeñas anécdotas que me han hecho sentir bien. Os explico algunas:
- La primera carcajada de este confinamiento me la ha sacado mi loco favorito. A pesar de lo que él tiene encima, es capaz de sacarte siempre una sonrisa. 
- Durante este confinamiento, sin salir de casa, estoy conociendo personas que sienten de verdad lo que hacen. Vamos apuntando cafés para cuando todo esto acabe.
- Con mis alumnos, via wassap o web, estamos consiguiendo sacar los temas adelante. Cada éxito suyo es una satisfacción mía. Y cómo me alegro cuándo lo consiguen!!
- Antes de ayer gané a las cartas!! Puede parecer una tontería, pero es que no gano nunca!!  
- Me he vuelto loca con el horno...día sí, día no, es una ocurrencia nueva, cada vez un poco más difícil. Me gusta la cocina en general, pero la repostería tiene un no sé qué que me relaja.
- Me estoy conociendo más a mi misma. Estoy aprendiendo a controlar mis emociones, a ser más fuerte. Y este proceso no lo estoy haciendo sola. Lo hago en compañía de la persona que camina a mi lado desde hace ya unos años. De él aprendo cada día algo. De su forma tan real de ver la vida.  Hablamos, debatimos, reimos, soñamos juntos, me acompaña en mis locuras, en mis risas y en mis lágrimas y por hacerme feliz le quiero cada día más ... Nada de esto sería lo mismo sin él.
-  Adoro a mi familia. Cada día soy más consciente de lo afortunada que soy por tenerlos. No solo en días señalados, sino cada día.
- El añorar a personas y tener ganas de verlas y abrazarlas, lejos de entristecerme, me alegra por tener la suerte de tenerlas. 
Y podría seguir contando más. Y gracias a estos momentos que ayudan a que los días vayan pasando.
Ojalá podamos ir superando fases, sin atrasar ninguna, y podamos darnos todos los abrazos y los besos pendientes, más los que nos vengan en gana.
Parece que cada vez está más cerca.  Mientras, crucemos los dedos para que mañana en el parlamento, sean conscientes de los que nos jugamos todos y sean responsables. La misma responsabilidad que nos demandan a nosotros.