El pasado fin de semana aproveché para ir a ver una de las películas de estreno de estas Navidades. “AVATAR”. No es que publicitariamente me llamara la atención, ni me atrajera la idea de estar casi tres horas en el cine viendo ciencia ficción, pero finalmente me dejé aconsejar por quien ya la había visto y le había encantado y convencer por quien tenía muchas ganas de verla. De todas formas poco tenía que perder. Ahora no me arrepiento. Es más, seguramente la volveré a ver cuando salga en DVD. Hacía mucho tiempo que no escuchaba aplausos en el cine al acabar una película y el aplauso fue espontaneo e unánime.
El mensaje que da es alto y claro. Parece que tenemos muy bien aprendida la lección y sus consecuencias sobre hacía donde estamos llevando el planeta, pero no así pasa con las soluciones y ya no sé si es por egoísmo o por qué otro motivo. Egoísmo por que a pocos parece importarles el futuro del planeta, otros no acaban de creerse lo que nos están contando y los que tienen que tomar medidas se reúnen y no son capaces de ponerse de acuerdo. No hace falta ser científico, ni entender de física medioambiental para ver que lo que está sucediendo no es normal. Bastaría con hablar con cualquier payés del Pirineo, para no irnos más lejos, y escuchar, que no oír, lo que nos cuenta y ver las noticas cada día.
Al acabar la película muchas cabezas gachas, muchos pensamientos silenciados. Vergüenza de mirarnos los unos a los otros. Vergüenza por pertenecer a esta raza que llamamos racional y ver lo que tanta racionalidad nos está suponiendo. Vergüenza por haber estado toda la película al lado de los “otros” de los “involucionados” y los “locos”. Vergüenza por haber querido que acabaran con los humanos, con los de nuestra propia especie. Cuanto menos es para reflexionar.
Hay otra película, mi película preferida, Bailando con Lobos, en el que el mensaje es muy parecido. Ya he perdido la cuenta de las veces que la he visto y volveré a ver, la versión corta y la larga, y por dos veces he leído el libro. Por eso en AVATAR, he visto muchas similitudes, mismas situaciones con parecidas imágenes. Esto puede provocar la misma reacción que provocó en mis acompañantes cuando se lo expliqué, pero al día siguiente pude demostrárselo con el libro en la mano. No estoy diciendo, ni de lejos insinuando, que AVATAR sea un plagio, eso sería una estupidez. Donde coinciden es en el mensaje y para ello han utilizado una realidad alarmante, incómoda de aceptar porque todos, de alguna manera somos responsables de la situación, y es la verdad del planeta. Que defectos como la codicia, el egoísmo, el poder y otras típicas de la especie humana nos llevan a acabar con todo lo que nos rodea sin medir las consecuencias y aún midiéndolas importándonos un pimiento.
Espero algún día poder ir al cine y poder salir con la cabeza bien alta y con orgullo de sentirme parte de una especie de verdad racional aunque sea de esas que se llaman “salvajes” y “locos”, pero que con todo, tienen un planeta lleno de bosques y especies animales, con lagos y ríos de aguas cristalinas.
Estas generaciones seguro que no, pero espero que las que vengan sepan poner remedio a lo que les dejamos, sino estaremos más cerca de Waterworld que de la guerra de las galaxias.
El mensaje que da es alto y claro. Parece que tenemos muy bien aprendida la lección y sus consecuencias sobre hacía donde estamos llevando el planeta, pero no así pasa con las soluciones y ya no sé si es por egoísmo o por qué otro motivo. Egoísmo por que a pocos parece importarles el futuro del planeta, otros no acaban de creerse lo que nos están contando y los que tienen que tomar medidas se reúnen y no son capaces de ponerse de acuerdo. No hace falta ser científico, ni entender de física medioambiental para ver que lo que está sucediendo no es normal. Bastaría con hablar con cualquier payés del Pirineo, para no irnos más lejos, y escuchar, que no oír, lo que nos cuenta y ver las noticas cada día.
Al acabar la película muchas cabezas gachas, muchos pensamientos silenciados. Vergüenza de mirarnos los unos a los otros. Vergüenza por pertenecer a esta raza que llamamos racional y ver lo que tanta racionalidad nos está suponiendo. Vergüenza por haber estado toda la película al lado de los “otros” de los “involucionados” y los “locos”. Vergüenza por haber querido que acabaran con los humanos, con los de nuestra propia especie. Cuanto menos es para reflexionar.
Hay otra película, mi película preferida, Bailando con Lobos, en el que el mensaje es muy parecido. Ya he perdido la cuenta de las veces que la he visto y volveré a ver, la versión corta y la larga, y por dos veces he leído el libro. Por eso en AVATAR, he visto muchas similitudes, mismas situaciones con parecidas imágenes. Esto puede provocar la misma reacción que provocó en mis acompañantes cuando se lo expliqué, pero al día siguiente pude demostrárselo con el libro en la mano. No estoy diciendo, ni de lejos insinuando, que AVATAR sea un plagio, eso sería una estupidez. Donde coinciden es en el mensaje y para ello han utilizado una realidad alarmante, incómoda de aceptar porque todos, de alguna manera somos responsables de la situación, y es la verdad del planeta. Que defectos como la codicia, el egoísmo, el poder y otras típicas de la especie humana nos llevan a acabar con todo lo que nos rodea sin medir las consecuencias y aún midiéndolas importándonos un pimiento.
Espero algún día poder ir al cine y poder salir con la cabeza bien alta y con orgullo de sentirme parte de una especie de verdad racional aunque sea de esas que se llaman “salvajes” y “locos”, pero que con todo, tienen un planeta lleno de bosques y especies animales, con lagos y ríos de aguas cristalinas.
Estas generaciones seguro que no, pero espero que las que vengan sepan poner remedio a lo que les dejamos, sino estaremos más cerca de Waterworld que de la guerra de las galaxias.