domingo, 20 de diciembre de 2009

OJO CON LA MEMORIA

Otra vez me ha vuelto a pasar. Una vez más tengo varios temas sobre los que me gustaría escribir. A diferencia de otras veces, esta ocasión he optado por hacer una breve mención de un par de ellos y centrar el cuerpo del escrito en el que más me provoca.
En primer lugar alegrarme de que Animetu ya esté en casa, en su casa. Agradecer a todos los que lo han hecho posible y no restar mérito al trabajo del ministro Moratinos, su papel no ha sido nada fácil. La batalla personal de Animetu ha sido toda una hazaña y es llevar hasta las últimas consecuencias una lucha por la justicia y la defensa de los derechos humanos.
En segundo lugar, a mí sí me ha gustado el discurso del presidente Rodríguez en la cumbre del cambio climático. No entiendo las burlas de los periodistas a la frase, que mal utilizada pero utilizada al fin y al cabo, que escribió en su día el primer ecologista de la historia, les invitaría a leer la carta entera. Si alguien está interesado en leerla puede hacerlo en una entrada anterior de mi blog titulada “el cazador cazado”. Ahora espero que todo el alegato que ha hecho el presidente español a favor de la defensa del medio ambiente sea de verdad y que de una vez por todas España empiece a reducir las emisiones de CO2, en vez de aumentarlas como hemos hecho hasta ahora.
Para escribir sobre el tema central, tengo tantas cosas que decir que no se si seré capaz de ordenarlas. Es respecto a la excavación en la fosa donde está enterrado, o creíamos que lo estaba hasta hace unas horas, Lorca. ¿Qué hemos conseguido? ¿Qué se ha demostrado con esta tontería? ¿Habrá alguien satisfecho por el trabajo realizado? Para los seguidores de Lorca, por lo menos para mí, Alfacar seguirá siendo un lugar para recordar el asesinato del poeta y el olivo, si no lo han talado también, seguirá siendo el testigo mudo de lo que sucedió aquella noche de agosto del 36.
Con este acto de prepotencia y de no sé qué narices querer demostrar se han cargado una parte de la historia a la que ahora, yo como lorquiana, exijo que no quedé ahí. Que el que ha tenido los santos pantalones de tirar esto adelante aún en contra de la opinión de la propia familia, tenga ahora los mismos reaños para dar la cara y pasar la vergüenza de reconocer públicamente que la ha cagado.
Hace un par de años, en una visita a Granada, tuve la suerte de coincidir con una exposición de pintura de Lorca (también dejó un gran legado de dibujos) en la Casa de los Tiros, los que conozcan Granada seguro que sabrán del sitio del que hablo. El título de la colección era quizá algo premonitorio y adelantado a la época, como bien corresponde a Federico y era
“Lorca: Ojo con la memoria”.
No podemos olvidar que junto a Lorca, se encontraban enterradas otras personas, que tienen familia que los creían allí. Ahora ¿Quién reparará ese vacío? ¿Quién acallará la incertidumbre del no saber? ¿Quién reparará el dolor del recuerdo?
Si esto forma parte de la memoria histórica, vaya mierda de memoria, a ver si nos da una amnesia general y somos capaces de dejar las cosas como están y no intentar cambiar la historia al son de las campanas. Espero que el valiente causante de que los amantes de Lorca estemos desalentados ante el hallazgo ocupe un lugar en la historia, ese lugar destinado a los imbéciles.

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