lunes, 6 de julio de 2015

NO SÉ CUANDO SUCEDIÓ

No puedo decir cuando fue el momento exacto o en que instante sucedió, qué hecho pudo ocasionarlo o en qué he sido diferente y a pesar de todo, me gustaría saber cuándo dejé de ser ciudadana para ser simplemente política.
Cuando hace ya algún tiempo me ofrecieron formar parte de un grupo político de manera activa llevaba ya muchos años colaborando con diferentes entidades de la Llagosta y creo que fue precisamente mi activismo lo que llamó la atención de algunos grupos políticos y a la vez fue lo que me llevó a aceptar el ofrecimiento de aquel que se acercaba más a mis ideales.
Para una persona comprometida como yo, se me brindó la oportunidad de poder hacer algo de verdad, de poder pasar de la simple opinión a la toma de decisiones, de no saber el por qué de las cosas a ver las opciones.
Ha sido un camino difícil, pero lo volvería a hacer. Quizá soy masoca o  demasiado responsable. He aprendido el funcionamiento del gobierno desde dentro, de leyes, de administración pública y sobre todo he aprendido de personas.
Sobre todo de esto último. De repente pasé de ser una persona activa, comprometida, con ideas, con opinión propia a ser simplemente política, sin más. Mi opinión dejó de tener valor, se ha visto con malos ojos que participara en según qué actos y se me ha vetado a participar en otros. Todo esto me lleva a cuestionarme que ni la propia sociedad sabe qué clase de políticos quiere, porque cuando llega alguien sin ningún otro ánimo que el de colaborar y aportar se le machaca hasta el límite, no se le escucha y se le critica hasta la saciedad. De repente cualquier opinión que puedas tener se ve acusada de ser interesada o partidista. Exactamente la misma opinión que hace un tiempo era válida.  De repente cualquier opinión tiene una contrarréplica por definición, tenga sentido o no.
Hace ya algún tiempo una persona, que fue un político importante en este pueblo, me dijo que si alguien te critica todo, todo lo que haces, sólo puede ser por dos cosas: o porque tenía algún beneficio que le has quitado o porque lo quiere y no se lo das.
De todo se aprende, de todo.
Yo ya lo he probado, y mi familia también porque es cierto que me llevo muchas cosas: muchas horas perdidas de sueño, muchos dolores de cabeza, muchas horas invertidas, muchas horas de reuniones,  muchas horas de decisiones, etc etc etc
Y he de agradecer a mi familia su paciencia para aguantar mi malhumor, mis ganas de llegar a casa y sentarme sin decir una palabra, de tantas películas en el cine perdidas, de tantos paseos no dados, de tantas horas delante de un ordenador…
Pero vuelvo a decir que no me arrepiento, volvería a tomar la misma decisión.  Porque también han habido momentos muy buenos, momentos de mucha satisfacción personal y he tenido la oportunidad de  conocer personas maravillosas con un grado de compromiso muy elevado, inconformistas de vocación.   Pero ahora que ya lo he probado, invitaría a cualquiera a intentarlo, a salir de detrás de la pantalla de un ordenador y pasar al lado activo, a ese que casi nadie quiere pasar porque lo más fácil es criticar desde atrás, no mojarse en las decisiones, no participar.
Hoy, justamente, he leído el último artículo de Pérez-Reverte donde habla de que los intelectuales, ni están ni se les espera y pienso que no puede tener más razón, ¿como van a estar si todo es criticable? ¿Cuándo se van a decidir a dar el salto?
Cierto es que la política deja mucho que desear, pero la sociedad también debe aprender a diferenciar entre aquellos que están por estar y los que están por realmente construir algo mejor. A los primeros les resbalará cualquier opinión mientras su interés esté  a salvo. A los segundos se les relegará a una especie de decepción controlada por no entender que está pasando.

Mientras esto no se solucione, seguirán ganando los de siempre y al resto nos tocará jodernos.