domingo, 26 de julio de 2009

TELE QUÉ...?

Apenas veo la televisión. Básicamente por dos motivos. Primero por que no tengo tiempo y segundo por que cuando lo tengo y decido sentarme a verla un rato nada de lo que hacen me motiva y lo que me interesa lo hacen a horas imposibles, bien por ser horario laboral bien por ser muy tarde en la noche. De manera que siempre acabo igual, delante de ella leyendo el libro que toque.
Para ser sincera solo hay dos series que intento ver siempre que puedo CSI y Mentes criminales, decisión también criticable por alguien más critico que yo de la caja tonta.
Lo que provoca este escrito es que el pasado jueves, mientras veía la segunda, en uno de los muchos intermedios, vi el anuncio de un nuevo programa que me hizo estremecer.
Empieza esta semana y lo han llamado “Factor ADN”. El título llamó mi atención pero cuando en 30 segundos, tiempo que dura la publicidad, explicaron el contenido del mismo, mi mente iba a toda velocidad tratando de asimilar lo que acababa de oír.
En pantalla la presentadora, no puedo decir su nombre por que no lo sé, podría averiguarlo pero la verdad, no tengo el más mínimo interés en saber quien es, con esa gran sonrisa en la cara que ponen todas, explicaba con total naturalidad donde un padre puede llamar si sospecha que sus hijos no son sus hijos y un hijo si sospecha que sus padres no son sus padres. Por su cara, la pava podría bien haber estado gritando “¡al rico helado de fresa!”. La frivolidad era la misma.
Eso si, todo basado en la veracidad de la prueba de ADN.
Yo me pregunto, ¿Hasta dónde somos capaces de llegar? No solo es culpa de los que planean los programas, esos son un caso aparte y habría que darles un tratamiento especial por el solo hecho de tener semejantes ocurrencias, sino de quien lo permite.
Se frivoliza y menosprecia uno de los adelantos más importantes de la ciencia como son las pruebas de ADN. Unas pruebas que tienen un coste elevado y que requieren de las instalaciones adecuadas.
Por tanto, tampoco entiendo que haya laboratorios que se presten a algo tan bajo.
Me cuesta creer que haya gente capaz de todo por salir unos minutos en la tele, contar sus cosas más intimas y luego ser capaz de volver a su casa sin más, con los mismos vecinos, los mismos comerciantes, los mismos compañeros de trabajo...y habiendo conseguido qué? Yo creo que perder una de las cosas más grandes y personales que cada uno de nosotros tiene, la dignidad. Basta ya de atentar contra la inteligencia del espectador y de vender las miserias de las personas, abusando de una de las debilidades de la especie humana como es la desesperación. Con esa actitud, los que venden esos programas, se comportan como buitres carroñeros lanzándose sobre sus presas y cuanta más penuria, más lágrimas y más rocambolesca sea la historia que se cuenta, se crea más morbo y es mucho mejor.
Ahora expliquemos a las personas que estén esperando los resultados de unas pruebas de ADN por algo realmente importante, en la intimidad de un despacho, que esas pruebas tardaran en llegar por su elevado coste y por que no hay laboratorios disponibles y que probablemente nunca se hagan.
Hay cosas con las que nunca se debería jugar y esta es una de ellas.
Este tipo de programas, desgraciadamente muy abundantes, son las que hacen que cada vez prescinda más de la televisión, escuche más la radio y dedique más tiempo a mi afición por la lectura.
Esto es lo último y seguramente vendrán más cosas que puedan sorprenderme pero por mi parte tengo muy claro en que voy a gastar mi tiempo y no va a ser precisamente deleitándome con las penas de nadie.

domingo, 19 de julio de 2009

LA CONQUISTA DEL UNIVERSO


Parece que fue ayer cuando Neil Armstrong dio un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad. El 20 de julio se conmemoran 40 años de este gran hito histórico. Pero Armstrong no lo hizo solo, con él, a bordo del Apolo 11, iban Edwin Aldrin y Michael Collins, los grandes olvidados.
No es la primera vez que un hecho histórico obvia a una de las partes implicadas en la consecución de los éxitos. El mismo caso se vive en la conquista del pico más alto del mundo, el Everest, hace ya 56 años. Todo el mundo recuerda al neozelandés Edmund Hillary como el primer humano que alcanzó la cima del mundo pero seguramente pocos recuerdan a la persona que lo acompañó en su ascensión y sin el cual probablemente Hillary no lo hubiera conseguido, me refiero al sherpa Tenzing Norgay.
El mismo año Watson y Crick hicieron un gran paso para la ciencia desvelando la estructura del ADN, por lo que sus nombres permanecerán para siempre unidos a esta famosa molécula. Como en los casos anteriores tampoco ellos lo hicieron solos. Si no se hubieran cruzado en sus caminos Wilkins y Rosalind Franklin y esta última no hubiera tenido un pequeño “descuido”, seguramente hoy estarían ocupando otro lugar en los libros de ciencia. Con todos ellos la historia no se ha comportado de la misma manera. Hemos atribuido todos los méritos a unos pocos, olvidando injustamente al resto de los que participaron de esos logros. Algo más propio de la sociedad actual más individualista y en algunos aspectos despreocupada. Los contemporáneos de sus épocas debieron pensar que una vez alcanzada la cima del mundo, descubierto uno de los mayores secretos de la vida y pocos años más tarde conquistada la Luna ya estaba todo hecho.
Qué poco podía nadie entonces imaginar hasta donde podía llegar la humanidad.
Quiero que este escrito se convierta en mi pequeño homenaje para todos aquellos hombres y mujeres, antiguos y presentes, que han luchado y luchan que han perseguido y persiguen la conquista de unos objetivos en beneficio de la humanidad. Para todos aquellos que permanecerán injustamente en el anonimato a pesar de haber centrado sus esfuerzos en unos trabajos que posiblemente tengan poco eco popular pero fundamentales para nuestra evolución y solo por haber preferido vivir entre probetas en lugar de hacerlo dando patadas a un balón.
A todos los científicos que centran sus investigaciones en un futuro donde enfermedades terribles no sean más que un mal recuerdo. Que luchan con obstáculos moralistas y éticos absurdos de personas desinformadas y desinformantes.
Solo unos pocos podrán añadir su nombre a la lista de los destacados pero todos y cada uno de ellos cuenta con un equipo de personas sin las cuales su trabajo no sería posible. Por que son los grandes olvidados y por que no se les brinda la atención mediática necesaria. Entre todos forman un gran equipo humano y profesional que lejos de jugar a ser Dios luchan por combatir las grandes plagas de nuestra era.A todos, gracias por el esfuerzo y por no cejar en el intento a pesar de todas las trabas mediáticas, intereses creados e intentos fallidos.

domingo, 12 de julio de 2009

DE NUEVO EN EL OLVIDO

L’Aquila. ¿De que me suena este nombre? De golpe lo recuerdo. Es la ciudad italiana donde el pasado mes de abril ocurrió el terrible terremoto que devastó la ciudad dejando sin hogar y sin trabajo a miles de personas.
De golpe aparece en la pantalla del televisor, protagonista ahora por acoger la reunión del G-8.
En principio me parece buena idea. Desde la catástrofe no habíamos vuelto a tener noticias de todas aquellas familias que sufrieron el azote de la naturaleza y a lo mejor nos puede sorprender ver una ciudad renovada y resurgida de sus escombros.
A medida que se van dando noticias de la reunión me doy cuenta, con horror, de la cantidad de personas que siguen viviendo en tiendas de campaña, un total de 40.000, niños, ancianos, mujeres y hombres que quedaron en el olvido después de aquello.
Después de la escasa importancia que el presidente de la República Italiana concedió al hecho en su día, con unas más que desafortunadas declaraciones, no es de extrañar que toda aquella gente siga viviendo en tiendas de campaña.
El también más que atractivo actor George Clooney, igualmente ha acudido a L’Aquila a inaugurar una sala de cine y una sala polivalente. La noticia habla de él como una persona defensora de las injusticias, mencionando también por casualidad, la próxima película que el actor se propone rodar allí mismo y que casualmente ya tenía previsto rodar antes del azote, sin que este haya alterado sus escenarios. Ignoro si la película tratará sobre el terremoto, en ese caso Clooney alcanzaría el nivel de actor guapo visionario. Leo en un periódico de tirada nacional, que la idea de la inauguración ha surgido de un grupo de victimas del terremoto con el apoyo de una asociación que viene a ser algo como la SGAE en nuestro país. En este último caso y sin entrar en más detalles, me imagino el tipo de ayuda que puede recibir esa pobre gente.
Hemos podido ver también como algunas primeras damas, entre ellas dos de las más importantes del planeta, se paseaban con sus elegantes trajes de diseño y sus zapatos de tacón fino de aguja entre las ruinas de la ciudad, dedicando delicadas sonrisas a todas las cámaras de televisión que las seguían.
En estos momentos en la soledad de mi hogar, me pregunto que debe estar pensando toda aquella gente en sus tiendas de campaña.
En pocos días han visto como su ciudad se llenaba de policía y se rodeaban de las más altas medidas de seguridad, han recibido la visita de los líderes mundiales más importantes, unos más que otros, sus calles se han llenado de cientos de periodistas acreditados de todo el mundo, actores y famosos y seguro que durante unos instantes han tenido la esperanza de que su situación fuera a cambiar. De que de nuevo, al ver las imágenes, alguien se fuera a dar cuenta de la situación en que siguen viviendo después de tres meses y ahora que todos se han ido y los focos se han apagado vuelven a la oscuridad de las tiendas. Eso si, todos nos hemos vuelto a solidarizar con ellos desde la comodidad de nuestro hogar.
Ahora la duda que me asalta es otra. ¿Cómo van a ser capaces los líderes de los países allí reunidos de solucionar problemas tan graves como la pobreza en el mundo o el cambio climático si no son capaces de poner solución al drama que vive una ciudad, en la que precisamente han estado reunidos?. Sinceramente, creo que pueden hacer reuniones del G-8 cada semana y en ella pueden hablar si quieren de quién ganará la próxima bota de oro o quien recibirá el Oscar al mejor actor en la próxima edición de entrega de los premios. Para el caso, va a dar lo mismo.

domingo, 5 de julio de 2009

A LA ANTIGUA USANZA

Me gusta leer a Arturo Pérez-Reverte. Desde hace muchos años le sigo. Tengo toda su bibliografía, desde el primer título hasta el último, y por si fuera poco, cada semana guardo los escritos que publica en el dominical. De tanto en tanto me gusta releerlos y recuerdo el por qué los guardo.
La razón es simple. Es una persona que tiene la libertad de decir lo que quiere y como quiere y encima llama a las cosas por su nombre. Para él, el culo se llama culo y se escribe de la misma manera, sin más rodeos lingüísticos y no será por que ande escaso de vocabulario.
Leo con nostalgia aquellos escritos que dedica a hablar del honor, de aquellos tiempos en los que la palabra de un hombre valía mucho más que cualquier firma estampada en un documento, donde las diferencias se saldaban con un simple apretón de manos. Me resulta fácil imaginar a Quevedo o a Lope de Vega envueltos en sus capas negras andando al anochecer por las empedradas calles del Madrid de la época. De todos los lugares que conozco, Toledo, es el mejor sitio para, en la actualidad, empaparse de aquellos tiempos en los que Bécquer no podía faltar a la cita.
Cuanto han cambiado las cosas ahora. Las palabras, desgraciadamente, cada vez tienen menos valor y después de analizarlo pueda ser debido a que, entre nosotros, cada vez hablamos menos. El trabajo y los quehaceres diarios nos quitan un tiempo precioso.
Como ya he dicho muchas veces antes en este blog, me gusta conversar. Me gusta tener gente alrededor con la que poder hablar y con la que tener la suficiente confianza para decir las cosas de manera clara y meridiana, sin rodeos. Eso me permite ser yo misma. Algunos me advirtieron, que al entrar en el mundo de la política esto iba a cambiar. De momento, y afortunadamente, no puedo darles la razón. No puedo negar que las cosas hayan cambiado pero no necesariamente en un sentido negativo. He conocido gente que realmente vale la pena, grandes conversadores, de todos los colores, de los que cada día tengo algo que aprender. La actitud de otros ha cambiado, pero cada uno lo lleva como puede o sabe. Durante el viaje al Sahara, en el que las tertulias eran interminables largas, horas enteras hablando de cualquier tema, alguien nos preguntó que hacíamos durante un día de manera habitual. En respuesta le expliqué como era un día normal en mi vida. Trabajo por la mañana, trabajo por la tarde, reuniones por la noche...Abriendo los ojos como platos, mi interlocutor me preguntó: ¿y cuando vivís?. Es una pregunta que aún todavía resuena en mi mente. Pocas veces suelo quedarme sin palabras pero esta ocasión fue una de ellas. Allí, sentados en el suelo sobre una alfombra, no supe que contestar. Ahora, muchas veces me repito esa pregunta a mi misma para recordarme las cosas importantes de la vida, para recordarme que las oportunidades se dan una vez y hay que aprovecharlas. Me gustaría tener más decisión en algunos aspectos pero una es como es y no puedo remediarlo. Ando buscando que cada día me enseñe algo nuevo y casi lo estoy consiguiendo. ¿Hablamos?