domingo, 17 de enero de 2010

HÉROES ANÓNIMOS

Miep Gies. Un nombre que por si solo, a la mayoría no nos dice nada. En cambio si hablamos de Anna Frank, podemos empezar a pensar que exista alguna relación. Y vaya si la hay. Esta mujer, junto a su marido, fue la que protegió a la familia Frank escondiéndola de los nazis en Ámsterdam durante la II Guerra Mundial y les aprovisionó de víveres mientras permanecieron escondidos. A ella le debemos también, el poder conocer la historia de primera mano, ya que después de que la Gestapo descubriera a la familia, rescató y conservó el libro, hasta entregárselo a Otto Frank (padre de Anna) una vez éste fue liberado del campo de concentración en el que se hallaba. Desgraciadamente Anna murió sólo 15 días antes de que se produjera esa liberación.
Miep relata de la siguiente manera en su libro “Ella se llamaba Anna Frank” el momento en el que el patriarca de la familia Frank preguntó a Miep si accedería a esconderlos: "Hay intercambios de miradas que sólo se producen una o dos veces en la vida. Esa fue una de ellas. Yo le respondí: «Por supuesto»”.
Ahora debemos lamentar que anteayer, Miep Gies, dejara este mundo a los 100 años de edad. En un comunicado emitido el pasado 15 de febrero, día 100 cumpleaños, declaraba:"Yo no soy una heroína. Solamente hice lo que pude para ayudar".
Se ha ido una de esas miles de heroínas, aunque ella no se viera como tal, sí que lo fue para las personas a las que ayudó, anónimas y que, sin duda, existen en todas las guerras y circunstancias.
Este es mi pequeño agradecimiento para todas aquellas personas anónimas que, cada día, en todos los rincones del mundo, ponen en riesgo su propia vida para intentar salvar la de los demás. Sin necesidad de reconocimientos ni ansias de protagonismo.
Héroes enfundados en trajes de bomberos, batas blancas o con chándal. Da igual. A todos ellos los que les mueve es la solidaridad y se mueven bajo un mismo impulso, pagando un precio que la mayoría quizá no estaríamos dispuestos a pagar.
Tengo la suerte de compartir lugar de veraneo con una de estas personas. A menudo suele salir en la televisión. Desgraciadamente cuando esto ocurre, quiere decir que alguna catástrofe ha ocurrido en algún lugar del mundo. Es fundador de la unidad de rescate canina K9 de Creixell. Tiene familia, pero ello no le impide, cada vez que es necesario, coger a sus perros y desplazarse hasta donde la naturaleza haya querido pasar factura a la raza humana.
Para acabar unas palabras de esta gran mujer que resumen perfectamente su sentimiento y su manera de ver la vida y a las personas:
“Ayudar a las personas que están en peligro no es una cuestión de valentía, sino una elección entre el bien y el mal que toda persona debe hacer una vez en su vida. Gracias a nuestra ayuda, Anna vivió dos años más. Años en los que escribió su diario, que representa para millones de personas una fuente de esperanza y de inspiración”

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