domingo, 11 de diciembre de 2011

SHUKRAN SEDIGUI

No hace ni 24 horas que he regresado de mi segundo viaje a los campamentos de refugiados saharauis. Los que me conocéis bien sabéis lo importante que era para mí este viaje a pesar de todas las dificultades que este año habían surgido. Os quiero agradecer vuestra preocupación por mi seguridad y la de mis compañeros, aunque en algunos momentos no he llevado demasiado bien la presión que me habéis hecho, en la balanza pesaba mucho más el beneficio que entrañaba el riesgo y afortunadamente tengo que decir que no me equivocaba y que me alegro de no haber hecho caso a toda esa opinión contraria al viaje. Lamento también que hayáis sufrido durante nuestra ausencia pero en ningún momento se ha tenido la sensación de riesgo y ni mucho menos de miedo.
Con diferencia este viaje ha sido lo mejor que me ha pasado este año, sin que nadie se ofenda, hablo de un plano muy muy personal, ha habido otras cosas muy buenas, que he compartido con algunos de vosotros, pero ninguna es comparable a esta vivencia.
Después del primer viaje pensaba que era una experiencia que todo el mundo debería vivir por lo menos una vez en la vida. Ahora ya no estoy tan segura de ello. Hay personas de aquí que jamás entenderían la manera de vivir la vida de las personas de allí y que no merecen disfrutar de la hospitalidad de quien verían como a un “primitivo”. Sé de lo que hablo, sin ir más lejos en la cola del aeropuerto esperando el avión de regreso, ya tuve que apretar los puños y morderme la lengua para no decirle a un “civilizado” lo gilipollas que me parecía y reafirmarle en que su idea de no volver más a los campamentos era lo mejor que podía hacer. Lamentablemente, esos “civilizados” están entre nosotros y forman parte de este lado de la sociedad. Cuantas veces me he acordado en estos días de mi amigo Pedro Frutos y de lo que siempre me cuenta sobre los “cooperantes” que el encuentra en sus viajes!!
La pena más grande es no poder ayudarles más. No tener suficiente para llegar a todo el mundo es un tormento. Los proyectos de ACAPS la Llagosta en Daora, son increíbles, y contribuyen a mejorar, dentro de lo posible, la calidad de vidas de esas personas, desde la mejora de las instalaciones de la guardería, el asegurar que todos los niños que asisten tengan garantizada una comida al día, las medicinas para el dispensario, el taller de mujeres o las ayudas a los ancianos y discapacitados. Las familias pasan con 1000 litros de agua (1 m3) al mes y se te parte el corazón cuando ves a familias que por el mal estado del depósito han de pasar con 500 litros, en el mejor de los casos.
Definitivamente, no es un viaje para el que todo el mundo esté preparado. Es muy duro y requiere ser capaz de retroceder unos cuantos años en el tiempo, y dejar todas, todas las comodidades y las tecnologías a un lado y estar dispuesto a disfrutar únicamente de la compañía de los que están a tu lado.
Donde las calles son la arena del desierto, las casas son de barro y los techos de placas zinc (con las temperaturas que deben soportar en verano), sin agua corriente y sin más luz que la que proporciona la batería de un coche cargada con energía solar que funciona mientras está cargada y que cuando se acaba se acabó la luz.
A pesar de todo ello, lo que jamás dejará de sorprenderme es su facilidad para sonreír y la felicidad reflejada en sus ojos. Esa mirada del desierto, ojos de un negro profundo, que parecen traspasarte.
Conviviendo con ellos me he sentido muy culpable de la cantidad de tiempo que desperdicio aquí discutiendo por cosas sin fundamento, por auténticas chorradas, haciendo las cosas con una prisa absurda, compitiendo entre nosotros incluso por ver quien tiene primero la vez en la cola del supermercado. En ningún sitio es tan cierta la frase de que una sonrisa en su rostro no indica la ausencia de problemas, sino la facultad de ser feliz por encima de ellos.
Han pasado pocas horas desde mi regreso pero ya echo mucho de menos tantos y tantos buenos momentos, de risas, de conversaciones, de canciones, de juegos, la luz del desierto, la arena, su olor y sobretodo, sobretodo su gente.
También me ha servido para conocer un poco más a mis compañeros de viaje. Isa, Paqui y Víctor. La labor de las primeras es excelente, tenéis mi admiración eterna. Lleváis a cabo el acto más altruista que una persona puede hacer, que es ayudar a otros a cambio de nada, bueno de algo si, de cariño y de amistad. Gracias por ser como sois y no flaqueéis nunca, el mundo y esta sociedad “civilizada” necesita que haya personas como vosotras. Y de Victor,...sabía que me llevaba a una persona fantástica pero no podía imaginar hasta qué extremo. Has demostrado tener toda la sensibilidad necesaria para poder vivir esta experiencia y estoy segura que no quedará en saco roto. Ha sido para mí un placer poder compartir esto con vosotros y sin dudarlo os acompañaría al fin del mundo.Y no puedo acabar este relato sin los verdaderos protagonistas, aquellos con los que se han establecido unos lazos invisibles que han traspasado la frontera. Siento que he dejado allí una familia, que me ha acogido con los brazos abiertos en su casa y no ha escatimado esfuerzos para que tanto yo como mis compañeros nos sintiéramos como en casa. Yoel, Omar, Brahim, Mohamed, Tec Ber, Taja, Mufat, Suma y todos los demás, incluida la pequeñaja Hadi que se enganchó a mi pierna el primer día y que me ha robado el alma. Un pedacito de mi se ha quedado con vosotros en el campamento y desde aquí voy a hacer todo lo posible, por contribuir a esa lucha que ya va siendo hora que llegue a su fin. Por un Sahara libre!
Shukran sedigui (gracias amigos).



5 comentarios:

  1. Apreciada amiga Marta.
    Te entiendo perfectamente y confieso que siento envidia de que tantas experiencias vividas no se puedan compartir a flor de piel porque yo personalmente necesito saber que soy util en esta vida llena de personas intolerantes,sobervias y repugnates(disculpa)pero no puedo parar de pensar en lo que te encontraste en el aeropuerto y que tantas veces me ocurrio a lo largo de mi vida.
    Pero no todo va a ser negativo si a ti te sirvio eso es lo valido y creeme nadie nadie te va a quitar esa experiencia de dentro de ti.una vez quiero mostrar mi agradecimiento por estar en esa escueta lista de amigos de verdad que tienes y que siempre estaremos dispuestos a ir contigo alfin del mundo,no abandones nunca porque esta sociedad no puede permitirse el lujo de perder a personas integras y con corazon pero de verdad,no de aquellos que hablan y hablan y nada.Como me enseñaron en el terremoto de Brasil te dire :FALAR FALAR HASTA EL PAPAGAYO FALA,pero demostrarlo es otra cosa .cuidate mucho que se te quiere.
    Pedro frutos.

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  2. Hola Marta, que situaciones mas duras tienen que soportar algunas personas, y nosotros nos quejamos por no poder tirar mas dinero que los vecinos en Navidad... espero enseñar a mis hijos mejor de lo que lo hicieron conmigo y que disfruten el momento y no vivan para aparentar nada a nadie solo a ser felices y no pisar cabezas... un besito guapa ( Soy Eva, la madre d Eugenio que no me e identificado perdon...;-))

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  3. Hola Marta, bienvenida de vuelta a casa, pero lo importante es tu viaje, la consistencia de tu proyecto personal, yo igual que tu encontré esos personajes que no encontraron el motivo del viaje, fueron de vacaciones y se equivocaron de hotel, gracias por ayudarnos a continuar nuestro trabajo y por los amigos que aportas a la lucha del pueblo saharaui, tengo un sueño que a lo mejor, algún día lo podré realizar, que es bajar a los campamentos contigo y hablar de este mundo que queremos cambiar.
    Un saludo solidario.
    Rafa.

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  4. Ojala algún día ese sueño se haga realidad, Rafa. Para mi sería un auténtico placer y un orgullo ir a los campamentos contigo!.
    Confiemos en que pueda ser.

    Un abrazo solidario!!

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  5. Viajar a los campamentos saharauis es una experiencia muy positiva para cualquier ser humano, recibes más de lo que entregas, recibes afecto, amistad, tambien te ayuda a reconocer aquellas cosas materiales que son imprescindibles para sobrevivir, el agua, la comida, un techo donde vivir.
    Como pueblo, como sociedad tenemos una deuda muy importante con los saharauis, tenemos el deber y el honor de ayudarles en la recuperacion de sus tierras y de su mar, de sus recursos robados por la dictadura marroquí con el consentimiento de Europa, de EEUU y lo que es mas doloroso con el beneplacito del Estado español.
    Es necesario que haya justicia, que dejen de sobrevivir de la cooperación, de la ayuda ( necesaria , imprescindible ) de los ciudadanos de este pais y de otros, para ser libres de su destino, de su futuro, que sus hijos y sus hijas puedan abandonar esa carcel de desierto prestado en el que malviven.

    Shukran sedigui !!!

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