sábado, 18 de diciembre de 2010

JORNADA DE REFLEXIÓN

¿Por qué escribo sobre eso ahora? Porque llevo varias semanas de reflexión sin acabar de decidirme entre contar o no como acabó la campaña de las últimas elecciones autonómicas.
Finalmente he decidido que no lo voy a hacer. Que un hecho vergonzoso no puede empañar todo lo positivo que me ha pasado durante la campaña. Que no voy a echar leña a la desidia, que con razón, envuelve a la sociedad y por que han ocurrido otras cosas positivas que me valen más la pena.
He conocido a un montón de gente interesante, gente de verdad, y se ha consolidado aún más, si eso es posible, la unión con mis compañeros de viaje. Esto no puede quedar en un segundo plano.
Normalmente suelo meditar las cosas, reflexionarlas, quizá peco de eso, cuento hasta diez y entonces decido. Es la manera de no decir cosas de las que luego pueda arrepentirme y además la lejanía me permite tener una visión más analítica de la situación.
Esta vez la cosa ha sido diferente, la lejanía no ha mejorado la situación, al contrario la empeora. Así que mejor pasar página y tragar. Eso sí con más experiencia.
Con la experiencia de:
- Haber aprendido que para algunos todo vale, sin pudor.
- Con la experiencia de que no todo es lo que parece y que quien intenta convencerte fervientemente de lo contrario a lo que parece, seguramente te está mintiendo.
- Que a mí personalmente no me merece la pena ganar a cualquier precio.
- Que hay quien se dedica a comprar voluntades o anularlas.
- Que no hay nada imprescindible.
- Que la gratitud es recíproca y por ejemplo si a uno le ha ido tan mal con sus compañeros de gobierno, pues ¿Por qué no ha roto antes con ellos? La respuesta es sencilla porque gracias a ese pacto ha podido ser presidente de la Generalitat, hecho que de otra manera no habría sido posible. Que a nadie se le olvide.
Y así podría seguir con la lista hasta llenar dos folios pero no me merece la pena ocupar la mente en esos pensamientos, por que las cosas son como son y yo no las voy a poder cambiar.
Me quedo con la satisfacción del trabajo bien hecho y el reconocimiento positivo a ese trabajo que los vecinos de la Llagosta han sabido apreciar. Lo demás el tiempo lo borrará, aunque la lección está bien asimilada y por supuesto, la jornada de reflexión cada uno la ocupa en lo que mejor sabe hacer.

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