sábado, 20 de noviembre de 2010

HISTORIA DE UN PUEBLO

Este pueblo tiene un nombre y es el de República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Su mala suerte empezó aquel día de 1936 en que España tomó posesión definitiva del Sahara Occidental como colonia española.
En los años 60 la ONU acepta que los saharauis son un pueblo con derecho a la autodeterminación y solicita a España el inicio de la descolonización. No sólo España no renunció sino que reprimió el movimiento civil pacífico de ciudadanos saharauis. Ante esta represión española se formó el Frente Polisario.
En 1975, Marruecos aprovechando la inminente salida de España del territorio saharaui ideó la famosa “Marcha Verde”. Una invasión disfrazada bajo una manifestación pacífica de miles de ciudadanos marroquíes encabezados por el rey Hassan II. España no defendió la independencia saharaui, pero no conformes con eso ese mismo año de 1975 repartió en Madrid los territorios entre Marruecos y Mauritania. Este reparto aún a día de hoy es reconocido como ilegal por la ONU.
En octubre del 75 siendo inminente la marcha verde, y paradojas del destino, el entonces Príncipe Juan Carlos, actual rey de España, visitaba El Aaiun prometiendo defender el proceso de autodeterminación.
Entrando los marroquíes por el norte y los mauritanos por el sur, los saharauis se vieron obligados a adentrarse en el desierto, hacia la zona de Tinduf en Argelia, ya que este país se ofreció a recoger a los refugiados para los que se empezaron a levantar campamentos.
Marruecos bombardeaba los territorios con fósforo blanco y los saharauis veían con impotencia como los españoles los abandonaban sin defenderlos, así que el 27 de febrero de 1976 se proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
En agosto de 1980 Marruecos inicia la construcción de un muro que parte en dos el Sahara Occidental. Un muro que impide el paso a sus habitantes naturales. Este muro de la vergüenza tiene una extensión de 2720 km y está protegido por aproximadamente 14.000 soldados de las Fuerzas Reales marroquíes y armamento de la más avanzada tecnología con un coste diario de aproximadamente medio millón de dólares. Un muro que os invito a que veáis a través del programa Google Earth, solo clicando Sahara Occidental o bien a través de la web
www.saharalibre.com . Un muro que es el mayor del mundo.
En ese rincón del desierto malviven desde entonces más de 200.000 saharauis en condiciones infrahumanas manteniendo viva la esperanza de poder volver a su tierra.
Muchas familias se encuentran separadas en miembros que viven en los campamentos y miembros que viven en los territorios ocupados por Marruecos.
Desde la invasión marroquí, miles de familias marroquíes se han instalado en los territorios ocupados lo que constituye el mayor freno a la celebración del Referéndum de autodeterminación ya que Marruecos alega el derecho a voto de sus ciudadanos. Esto mismo provoca que los Saharauis sean un pueblo minoritario en su propio territorio.
Ahora, los últimos acontecimientos que estamos viviendo nos ponen los pelos de punta. La impotencia me invade y debo escuchar con toda la rabia contenida como la impresentable actual ministra de asuntos exteriores justifica la no actuación del gobierno español a que no tiene suficientes pruebas de lo que allí está pasando…Pues que vaya en persona. Que se meta en los campamentos y conviva con aquellas personas unos cuantos días. Que presencie como yo presencié la confesión de un joven de 18 años que con toda la madurez adquirida prematuramente, confiesa que está dispuesto a morir luchando para devolver su tierra a su pueblo. De nada sirve que le expliques que Marruecos no es un ejército cualquiera. Ante esto su respuesta es que ya está muerto en vida y que no le importa morir de nuevo.
Espero realmente que España deje de mirar por sus intereses y que ese que tanto ha proclamado la alianza de civilizaciones dedique un poco de tiempo a restaurar una de las mayores injusticias cometidas por España. Aún me hago cruces de cómo nos reciben cuando vamos a verles.
Yo no puedo olvidar sus miradas, la mirada del desierto, profunda, sincera, sus palabras, sus abrazos, sus sonrisas y por eso no me voy a cansar de gritar a quien quiera escucharme para que entre todos seamos capaces de restaurar la normalidad de un pueblo, de un pueblo que no tiene nada pero sí mucha dignidad y que ya ha sufrido bastante y que no tiene la culpa de que a aquellos que los abandonaron les hayan sustituido una panda de cobardes.

Yo me uno a su esperanza y a la única arma potente de la que disponen la que les da la posesión de la verdad y la justicia. ¿Cuántos años más van a tener que pasar para que por fin vea su espera compensada?

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