domingo, 16 de octubre de 2011

PRIORIDADES

Sabio es el refranero español y el “a buenas horas mangas verdes”, o aquel otro de “nunca es tarde si la dicha es buena”, o aquel que mencionaba al “maestro liendre que de todo habla y de nada entiende”…me vendrían muy bien para el escrito que tenía pensado hacer pero al que finalmente he desistido por varios motivos.
El primero, porque no me vale la pena. Por que entré en este mundo de la política con la filosofía del no todo vale y la voy a mantener. Porque tengo la costumbre, de cuando hablo con alguien, mirarle a la cara y saber directamente con quien estoy hablando y si merece que lo haga de una manera u de otra. Porque también tengo paciencia. Porque no está bien ampararse en la educación y la prudencia de otro para permitirse el lujo del abuso. Por prudencia puedes callar, obviar e ignorar pero la prudencia tiene un límite y los escrúpulos también, más cuando el resto no tienen ni los escrúpulos ni la humildad suficiente para saber cuándo deben callar. Porque tengo la “mala” costumbre de leer todo, todo lo que debo firmar y a eso le sumo una buena memoria. Por que hacer demagogia es muy, muy fácil y saber decir lo que conviene en cada momento también. Lo difícil es gobernar. Eso no es fácil. No es fácil tomar decisiones que sabes que no van a gustar a todo el mundo, pero ese el arte de gobernar y para hacerlo bien hace falta valor.
El segundo, porque no creo en lecciones magistrales a destiempo. Porque no está bien menospreciar a las personas, porque nunca sabes a quien tienes al lado y cuanto más hablas más posibilidades tienes que los que escuchan puedan descubrir que eres idiota. Porque un principio básico de la ciencia dice que el movimiento se demuestra andando y uno no puede demostrarlo cuando ha perdido el tren con el único motivo de quedar de puta madre. Así que lecciones magistrales, las justas, que todos remamos el mismo barco y conocemos la dirección. Porque confío aún en la palabra de las personas, pierdo las fuerzas cuando alguien, aún a cambio de mi palabra, sigue dudando. Contra eso, no sé qué se puede hacer.
Y el tercero y fundamental es porque no tengo tiempo para perderlo en aclaraciones. Porque no quiero entrar en lo que nunca he creído del “porque tu”, una teoría del desgaste ya no sólo personal sino de quien escucha el debate, del que no tengo intención ninguna de formar parte. Como buena científica creo en los hechos y en las demostraciones y eso sólo se consigue con esfuerzo, trabajo y tiempo. Y el tiempo y el trabajo es el único que quita o da razones.
Y no tengo este tiempo porque desde hace un par de meses ostento una responsabilidad en el Ayuntamiento de la Llagosta en la que están centrados mis esfuerzos, en la que estoy trabajando duro, lo que no exime que me equivoque, lo voy a hacer, seguro. Ese es otro principio científico irrefutable. Porque estoy muy ocupada ejerciendo la acción de gobierno junto a un equipo de personas que tiene claras cuáles son sus prioridades y la principal es la de gobernar, que como ya he dicho antes requiere una gran dosis de valor.
Dicho todo esto, espero no haber herido alguna sensibilidad con una palabra malsonante, que he escrito con todas las letras que la componen, sin falsos alarmismos. uSi hubiera sido así, pueden remitir sus quejas a la siguiente dirección:
Silla T
Real Academia de la Lengua Española
Feipe IV,4
28014 Madrid
El académico de esta silla muy gustosamente les dará las explicaciones oportunas al respecto del uso de tan castiza expresión y no creo que nadie se atreviera, o si (la ignorancia es atrevida), a cuestionar su opinión al respecto.

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