domingo, 27 de junio de 2010

MENUDA SORPRESA

Esta semana ha saltado a la prensa la noticia de que la agencia tributaria investiga 3.000 cuentas españolas depositadas en el HSBC en Suiza. Ahora nos echamos las manos a la cabeza. ¿Qué raro verdad? Todos los ojos abiertos como platos, nadie sabía nada. Será porque somos nuevos, acabamos de llegar al planeta Tierra o es que nos hemos caído de un guindo. O a caso, y más probable, sea que nos siguen tratando como a idiotas. La fiscalía anticorrupción en la retaguardia, no vayan a precipitarse actuando de oficio, no sea que estas personas de buena voluntad decidan pasar cuentas con el fisco español, como acto de buena fe de última hora y así de paso les ahorran el trago del papeleo que suponen las sanciones correspondientes al fraude fiscal.
A los currantes de siempre, mientras, nos recuerdan que este próximo 30 de junio se acaba el plazo para presentar nuestras declaraciones. Alguno se frotará las manos pensando en las comisiones que se va a embolsar la hacienda pública a costa de aquellos que se pasen un solo día del establecido.
Para estos no hay comprensión, ni se esperan actos de buena fe. Nadie nos avisa de que hemos cometido un error, la mayoría de las veces involuntario, en nuestra declaración. Bueno si, nos avisan de que deberemos pagar una multa por ese error.
Esta comprensión hacia estos defraudadores, que poseen enormes fortunas, se da a conocer la misma semana que el gobierno de Rodríguez ha aprobado una reforma laboral para reducir el déficit público, como siempre, a cargo de todos. De todos los de siempre, claro. Aplaudo la valentía de Antonio Gutiérrez, diputado socialista, que tuvo la coherencia de abstenerse en las votaciones de convalidación del decreto de reforma laboral. Incumplió las instrucciones respecto al sentido de voto en pro de su coherencia y conciencia. El PSOE, haciendo gran alarde de libertad y democracia anuncia públicamente que está estudiando la sanción que le van a imponer…a modo de ejemplo por si a otro se le ocurre hacer lo mismo. Aunque no es la primera vez que este mismo diputado pone su conciencia por encima de la disciplina de voto impuesta por los de siempre. Y luego nos queremos parecer a Europa, permitidme que me ría.
Así que menos caras de sorpresa y más actuaciones, ¿a caso no somos todos iguales? A lo mejor si todos estos insolidarios y a fin de cuentas egoístas, cumplieran sus obligaciones con la agencia tributaria, a los simples mortales que tenemos lo justo para ser felices, que seguramente será más de lo que ellos podrán tener nunca, el gobierno nos soltaría un poco más la soga a través del IVA o el IRPF. Este es un punto que al presidente se le ha olvidado poner en su maravillosa ley.

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