jueves, 21 de abril de 2011

CONTEMPLAR LA VIDA TRES DÍAS

Llevaba un tiempo necesitando con urgencia poner freno al día a día para poder tomar aire y tener un poco de tiempo para contemplar los diferentes escenarios que en estos momentos componen mi vida. Realizar una parada técnica y poder olvidarme de plazos de entrega de informes, de búsqueda de muestras, de puestas a punto de equipos, de otros que no funcionan, de informes echados para atrás, de horarios de clases, de exámenes, de preparación de ejercicios, de energías absorbidas, de mentiras y de dimes y diretes.
La oportunidad perfecta surgió para esta Semana Santa. Un parón en esa alocada rutina para poder desconectar y ver mi vida desde fuera. Valorar en qué momento estoy y ocuparme un poco de esa parte de mi que tengo descuidada porque no tengo tiempo para ella pero sin la que definitivamente no soy nada y que últimamente parece funcionar en modo automático. Mi parte personal. Hay sentimientos que no puedo arrinconar, por mucho que me lo proponga y aunque intente ignorarlos van llamando fuerte al subconsciente. Por eso poner distancia y poder colocar las cosas de nuevo en su sitio ha sido tan importante para mí.
Creo que en tres días lo he conseguido. Pero no lo he hecho sola. Ha sido con ellas, con mis mejores amigas, Cris, Paty y Mary (o en cualquier otro orden). No estaban todas las que son pero sin ninguna duda SON todas las que estaban. A cada una por su circunstancia, nos ha venido bien este viaje que a su vez nos ha servido para compartir un poco más de nuestra vida, hacernos más confidencias y conocernos un poquito mejor.
Ha habido momentos que no han tenido precio.
Poder hablar de una parte de la historia frente a la tumba de Machado en Colliure, teniendo como testigo las banderas republicanas que adornaban la sepultura.
Poder compartir unos trozos de jamón, chorizo o queso con tostadas de pan tiradas en el primer recodo que encontramos en un camino en medio del campo (mejor que en cualquier restaurante de Francia ;-) )
Saltar, saltar y saltar en un mirador en medio de la nada hasta conseguir la foto perfecta.
Caminar, caminar y caminar por Toulouse…. volviendo la cabeza de vez en cuando…
Captar un poco tarde un rotundo “Sí, que nos haga la foto!” y pensar luego “Vaya, le podríamos haber dicho que no nos gustaba y había que repetirla”.
Cantar….y bailar como posesas la canción de los Rodríguez dentro del coche esperando a que cambie la luz del semáforo, mientras la moto de al lado se aparta por si acaso…
Aprender cómo se pide un “café con leche con la leche descremada y sin azúcar” para que el camarero pase de ti y acabe trayéndote lo que a él le apetece.
Hablar y hablar hasta las tantas sentadas en la habitación. A veces de cosas triviales que nos hacían reír, a veces de cosas más profundas.
En definitiva chicas, eso y mucho más ha sido nuestro viaje y no acabaría de explicarlo. Os agradezco, por la parte que a mí me toca, vuestras palabras, el haberme hecho reír tanto, la comprensión, el respeto a no hablar de según qué cosas. A no nombrar a l@s innombrables. A las confidencias. Al apoyo moral. A vuestra paciencia.
Un viaje que me ha ayudado a poner en orden muchas cosas, a valorar unas por añorarlas y a relativizar otras que se estaban convirtiendo en obsesión. A saber quién es importante porque le he echado de menos y a saber de quién no me he acordado hasta la vuelta y por tanto no merece que le dedique más tiempo del estrictamente necesario porque es tan sólo circunstancial. En definitiva a poner orden a algo que se había vuelto caótico. A volver con energía renovada y con muchas, muchas ganas e ilusión. Sois las mejores y estoy orgullosa de vosotras. Espero que no tardemos mucho en repetirlo. De momento anotad en la agenda el taller de jabón en mi casa….eso sí, después del 22-m : P

No hay comentarios:

Publicar un comentario