miércoles, 4 de mayo de 2011

LA CUENTA ATRÁS

Faltan poco más de 24 horas para que empiece la campaña electoral que nos llevará hasta la celebración de las elecciones municipales el próximo 22 de mayo.
No hace tanto que me dedico a esto de la política así que tengo muy presente la sensación de vivirlas como vecina ajena al mundillo. No negaré que es algo que siempre me ha interesado, más las municipales, por la cercanía y por conocer a todas las personas que optaban a ser el/la representante de mi pueblo. Intentaba ir a todos los mítines y escuchar lo que tenían que decir y sobretodo procuraba leerme todos los programas y propuestas.
No negaré tampoco, que unos conseguían captar mi atención y con otros pasaba las páginas más o menos rápido. Pero nunca, ninguno, podría haber dicho que no había tenido su minuto de atención.
Pensaba, y sigo pensando, que esa es la única manera de poder tener un criterio. De poder estar más o menos seguro de la elección. Además tenía que ser capaz de abstraerme un poco y valorar por la trayectoria, ya que una decisión tan importante como la de escoger a los gobernantes, a las personas a las que estoy dando el derecho a que opinen por mí en determinadas circunstancias, no se puede tomar en dos semanas. Así que cuando iba a los mítines iba, la mayoría de las veces a confirmar la decisión que ya había tomado antes.
Ahora que las vivo desde el otro lado de la barrera, he de confesar que me gusta la experiencia. Es la misma sensación de haber estado preparando un examen, uno muy largo que ha durado cuatro años, y ahora por fin llega la hora de saber la nota. Por que nadie se crea que un programa electoral se prepara en un mes, eso se ve en las propuestas.
Me gustan los nervios, la emoción, el que se va a decir, cómo se va a decir, dónde se va a decir, las revoluciones a las que vuelan los pensamientos.
Me gusta haber tenido la oportunidad de poder aportar un granito de arena a un proyecto ilusionante, real, con muchas horas de trabajo detrás. Sin engaños, sin triquiñuelas, sin demagogias baratas y tan fáciles de última hora, sin victimismos, manteniendo la coherencia y con argumentos sólidos para cada una de las decisiones tomadas.
No sé cuál será el resultado, eso nadie lo puede saber, pero el haber podido colaborar a que tu pueblo, mi pueblo, sea un poco mejor, ha valido la pena.
Además tengo la suerte de estar rodeada de los mejores, lo que hace que la campaña sea aún mejor. Con un candidato que tiene claro lo que quiere y sobre todo como lo quiere, desde la honradez, la humildad, la transparencia y el consenso con los que le rodean, que sabe aceptar las críticas y las opiniones contrarias, con las ideas muy, muy claras. Con un director de campaña que se sale, que cuida al milímetro cualquier detalle, que no podría hacerlo mejor, que no se le escapa una, que ha cargado a sus espaldas toda la responsabilidad del proyecto y que ha tenido que aguantar, encima de todo eso, que a veces le discutamos y le trastoquemos algún plan. Con un equipo de gente optimista, preparada, con experiencia y con ganas de demostrar que una manera diferente de hacer las cosas sí, es posible. Aportando todos a una.
Desde el respeto, el trabajo, la serenidad, ICV-EUiA apostamos por una campaña limpia. Donde vamos a presentar un proyecto que muchos ya conoceréis si habéis seguido nuestra trayectoria. Una que se ha mantenido coherente, estando en el equipo de gobierno y fuera de él. Estamos seguros del equipo que presentamos, del programa y de que el proyecto de futuro es el mejor. Quince días que a todos se nos pueden hacer eternos, pero sin duda lo que está en juego es importante y la decisión la tienes tú, la tenemos todos.

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